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Ramiro Fernández

La tijera

Ramiro Fernández

Las canas llegan a Harvard

El reflejo del envejecimiento en el cabello, desde un punto de vista científico

Vivimos inmersos en la era de la imagocracia, el poder de la imagen que se apodera de casi todo. Hoy más que nunca, en una sociedad tan cambiante y competitiva, la psicoestética cobra un protagonismo especial tratando de jerarquizar, poner orden y aconsejar a cualquier persona en su camino hacia el liderazgo y la confianza en uno mismo. Los profesionales que nos dedicamos a ella tenemos el reto de desempeñar el estilismo con la misma capacidad, preparación y exigencia que marca la vida moderna, de ahí que defienda la urgencia de unos estudios homologados, reglados y bien consensuados que se impartan en las universidades. Precisamente en la de Harvard, una de las más prestigiosas del mundo, acaban de hacer públicos los resultados de un estudio sobre la aparición de las canas.

El trabajo, publicado en la Harvard Health Publishing, reseña que las canas salen a medida que van envejeciendo los folículos pilosos que son los que marcan el compás del color del cabello de ahí que cada pelo vaya naciendo de forma gradual con una menor intensidad cromática. Robert H. Shmerling, jefe clínico de la división de reumatología en el Centro Médico Beth Israel Deasoness y miembro actual de la Facultad de Medicina de Harvard, se decidió a abordar el asunto ya que la aparición de las primeras canas puede afectar a la autoestima de las personas al producirse un importante cambio a nivel estético aunque bien es cierto que, en algunos casos, van desapareciendo los prejuicios porque se sienten orgullosos de sus canas.

Las canas son pelos que carecen de melanina. La aparición de los nuevos que nazcan lo hará sin pigmento debido a la muerte de las células madre situadas en la base de los folículos pilosos.

La canicie, además de ser una consecuencia directa del paso de los años, también puede verse acelerada por otros factores externos, como la genética, las situaciones de estrés continuado, una alimentación deficitaria, el tabaquismo, una higiene inadecuada e incluso por el abuso del secador o tintes y productos químicos que dañan el cuero cabelludo.

Basta fijarse en los políticos para ver que no solo la edad es un factor que contribuye a la aparición de las canas. El actual presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, llegó a la Moncloa con una cabellera negra como el carbón que ahora empieza a blanquear. Lo mismo les pasó en su día a sus homólogos, Barack Obama o Nicolás Sarkozy, por citar dos ejemplos.

En mi libro “Cómo triunfar en la era de la imagen. Claves psicoestéticas para el siglo XXI”, cuando menciono las canas, invariablemente comparo a mis compañeros de profesión con los diplomáticos. “No es que tengamos que resolver problemas que surgen en las altas esferas pero sí debemos encargarnos del cuidado de otros: los que aparecen por encima de nuestro cuello, en especial, la canicie”.

Es difícil dar respuesta a una persona preocupada por el progresivo blanqueamiento de su pelo. Normalmente uno puede asumir que las canas son parte del ciclo de la vida pero cuando aparecen se produce en nuestro interior un choque de sensaciones entre nuestro ego y esos primeros pelos blancos. Existe también la falsa creencia de que llevar el cabello blanco es sinónimo de dejadez y de falta de interés por la imagen personal pero atendiendo a la psicoestética, si coordinamos el corte de cabello, el peinado, el vestido, la figura y la personalidad estaremos ante una persona elegante y la canicie será únicamente el color de su pelo sin minusvalorar un ápice su elegancia.

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