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José Ramón Castañón, Pochi

Cáritas sigue dando la cara

Hace unos días escuchaba con un profundo dolor el informe nacional de Cáritas que nos habla de un millón de hogares españoles en los que no trabaja ninguno de sus miembros. Acongojado y avergonzado por la inacción de nuestros políticos, me preguntaba cuántos serán esos hogares en nuestra ciudad, en mi barrio de Teatinos. Sentía vértigo y desesperanza; ¿Qué podemos hacer desde las parroquias de barrio?, ¿cómo responder a esta dramática situación desde nuestra pobreza de recursos?

Pero esa desazón se volvió esperanza cuando escuche las palabras de nuestra Directora de Cáritas: "Somos lo que damos, somos amor". "El amor es nuestro motor, es pilar de nuestra identidad y misión. Desde la incondicionalidad que supone estar con todas las personas, en todo lugar y en todo momento. Es nuestro valor principal… el amor por los demás es una propuesta de vida que tiene su origen en el Evangelio de Jesús, un compromiso con todo lo que más nos importa, las personas más frágiles y vulnerables, nuestra casa común y su cuidado y preservación, y la justicia y los derechos humanos para conducir nuestras relaciones y bienestar común". Así nos hablaba hace unos días esta mujer valiente y comprometida, rostro de una Cáritas que viven en las calles de nuestra ciudad…

Cáritas es la Iglesia que observa la realidad con mirada profunda, es la institución más seria y fiable de todo el panorama de intervención social. Frente a tantos voceadores que desconocen el esqueleto de honestidad y entrega de lo que significa esta institución para nuestra ciudad, como para todo el paisaje de nación, quiero decirles que Cáritas está formada por personas con la única misión de cuidar y de crear condiciones de posibilidad para que cada persona, especialmente las más pobres y vulnerables, sea lo que está llamado a ser. La batalla cotidiana de Cáritas son las situaciones de pobreza y exclusión social o en riesgo, es vivir como respuesta a las necesidades más urgentes, la promoción humana integral, la transformación de las estructuras que generan pobreza y exclusión, y la sensibilización de la ciudadanía frente a "la sociedad del descarte".

Para nuestra Cáritas "toda persona es importante y necesaria, todas tienen su lugar y todas deberían gozar de los mismos derechos y las mismas oportunidades de realizar su proyecto de vida". Es por eso, que tras la pandemia y a las puertas de una profunda recesión, Cáritas Oviedo está empeñada con uñas y dientes, en la lucha contra la brecha social cada vez más grande, y contra tantas causas que siguen generando exclusión social y empobrecimiento de las familias. Una Cáritas que nunca ha vivido en la simpleza del limosneo, como muchos gustan de criticar a la Iglesia, sino con una mirada amplia y abierta que la empuja a reconstruir el papel protector del tejido social, único medio de protección y cuidado de las personas. Una Cáritas que lleva años reclamando un cambio de modelo de sociedad, abandonar el neoliberalismo salvaje del capitalismo pos-fukuyama, para avanzar hacia unas relaciones más equilibradas e igualitarias entre lo particular y lo global, una economía hecha a medida de la personas, humanizada, justa e igualitaria…

Salgamos a las calles de Oviedo y hagamos la ola a los cientos de voluntarias y voluntarios de Cáritas; seguro que no sabes su nombre, ni les reconoces, no son famosillos de medio pelo, son mujeres y hombres que renuncian cada día a los honores que su entrega solo encuentra en la fuerza de una fe que les lleva a regalarse y a luchar por los que nadie quiere a su lado.

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