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Carlos Fernández

Cara y cruz

Ante el anuncio de una solución para la fábrica de La Vega

Llevaba años muriéndome de envidia con los alemanes, bueno, con sus gobiernos (desde lo del engaño frío a medio mundo sobre la combustión de sus coches, lo de "es alemán" me da cosa). Ocurre que viven con el mismo problema que tenemos aquí: ninguno de los partidos mayoritarios alcanza en las elecciones el número suficiente de diputados para poder gobernar. Y en lugar de mendigar a los de los extremos, que siempre te vienen con sus tarascadas, es decir, como aquí, optan por otra solución: ponerse de acuerdo los dos grandes, uno de "izquierdas" y otro de "derechas", que hoy día casi es lo mismo, y a gobernar en serio y sin problemas, pues les sobran diputados a maza y en el Bundestag ese se lo aprueban todo. El huevo de Colón. Por eso me alegré tanto cuando el Presidente del Principadín y el Alcalde de Oviedo, de colores contrarios, se cogieron del brazo y juntos resolvieron el viejísimo problema de los terrenos de La Vega. "Jooolin –dije– qué bien, políticos que no llevan el tiragomas en el cabás; xuncidos dos los al mismo carro –el nuestro– y tirando palante". Una gran lección visto como está el patio. Que rebueno dar el paso por fin y hacer lo que quieren los ciudadanos: que paren con sus líos y se pongan a resolver. ¿Recuerdan el pollo de las traviesas del Negrón? Yo lo conté en casa; estaba seguro que el siguiente gobierno, el que fuere, iba a decir "Y ahora con monorraíl, como los japoneses". En fin, que muy bien. Pero poco dura la alegría en casa del probe: El plano que salió en LA NUEVA ESPAÑA es superclaro: se van a cargar los hermosos chalés de la fábrica de armas. Lo último que queda en Oviedo de arquitectura de ese tipo. Lo demás ya lo tiraron todo. Da igual estar en Oviedo que en Avilés o en Albacete. Calles con pisos. No me entra en la cabeza. Las razones aducidas son dos: es peligroso recuperarlos porque pueden caer encima de los obreros, y en alguno la maleza es tanta que los expertos no han podido entrar. Es una explicación muy endeble. Para el primer motivo, existen los puntales, por si no lo saben, y para la segunda, El Misterioso Caso del Chalé Impenetrable, basta con retirar la hiedra y demás xamascos, algo que se hace en un pis-pas. Me ha tocado ver el derribo del chalé de Concha Heres, y su sustitución por un búnquer, y el de la Estación del Vasco, no solo monumental en si misma –¿recuerdan la cantina más guapa del mundo?– sino ideal para la llegada del metro, que esa tenía que ser nuestra vía estrecha. En su lugar, aparcamiento subterráneo y pisos, que también son imprescindibles, pero lógicamente en otro sitio. Es la eterna desgracia de Oviedo: El Carbayón, Los Pilares, los chalets de Uría. No levanto cabeza desde que derribaron La Perla; se ve que no soy más que un pobre sentimental… Resumiendo: magnífico el ejemplo de ir de la mano, es una gran lección para otros, pero si quieren hacer viviendas en el solar de la fábrica tienen prao bastante; no estarán tan ciegos como para derribar los magníficos chalésde la Vega y en su lugar poner más pizzerías. Seguro que nuestro Presidente y Alcalde no nos lo van a hacer.

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