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Carlos Fernández Llaneza

"La Barraca" en Oviedo

Sobre la visita a la ciudad de Federico García Lorca y la compañía que dirigió con Manolo Ugarte en 1932

Érase una vez una experiencia de teatro popular que pretendió, en una España con demasiada oscuridad, llevar algo de luz en forma de cultura por todos los rincones del país. La idea fue de Federico García Lorca. Expuesta en 1931 al ministro de Instrucción Pública, Fernando de los Ríos, hombre vinculado a la Institución Libre de Enseñanza, quien le dio su aprobación. Lo que pretendía Lorca era "hacer arte. Pero arte al alcance de todo el mundo". La mayoría de los jóvenes componentes de "La Barraca" provenían de la universidad, amantes del teatro, convencidos de la importancia de sembrar de color un país gris y pobre no sólo económica, sino culturalmente. La compañía estaba dirigida por el propio Lorca y por Manolo Ugarte. Su debut tuvo lugar en la Residencia de Estudiantes de Madrid. En julio de 1932 iniciaron gira desde tierras sorianas para, a continuación, dejar las tierras de Castilla en dirección a Galicia. Tras representar en Ribadeo, el 2 de septiembre de 1932 actuaron en Grado cosechando un enorme éxito. Se cuenta que Lorca mantuvo con Valentín Andrés Álvarez, amigo con quien había coincidido en la Residencia de Estudiantes, una animada conversación hasta las tres de la madrugada en la sidrería "El Cabañu". El 3 de septiembre visitan Avilés. Y de Avilés rumbo a Oviedo, a donde llegaron el 4 de septiembre. A las doce y media de la mañana fueron recibidos con un ágape en la Universidad. Estaban presentes el decano, Ramón Prieto Bances y los profesores Estrada, Buylla, Granel y Carlón. También asistieron el ex director del Instituto de Enseñanza Media, Rogelio Masip y su compañero Acisclo Muñiz Vigo, así como representantes de otras instituciones de la ciudad. Concluida la recepción en la Universidad se dirigieron al monumento a Clarín. Allí, José Buylla manifestó: "De todos los homenajes rendidos a Clarín, ninguno tan conmovedor como éste en el que una juventud universitaria proclama el alto valor del maestro". Continuó el homenaje a Clarín en el cementerio de El Salvador. En presencia de su hijo, el rector Leopoldo Alas Argüelles, depositaron una corona de laurel en la tumba del escritor. De tarde, Lorca y sus acompañantes visitaron la Catedral acompañados por el canónigo Benjamín Ortiz, Ramón Prieto Bances y Víctor Hevia. Lorca permaneció sentado en un banco, en silencio, durante varios minutos. Tras salir de la Catedral se prodigó en elogios: "Esa Cámara Santa es un verdadero museo, valiosísimo, si no por la cantidad, por la calidad de lo que en ella se guarda. Un verdadero tesoro de un triple valor: religioso, histórico y artístico". Finalizada la visita sus pasos les acercaron al Fontán, para supervisar el "corral" donde actuarían esa noche. Todos los comentarios coincidieron en resaltar la belleza de la popular plaza ovetense. Un periodista escribió: "¡Pocos lugares en Oviedo que tengan un sabor de época tan característico como el de esa plaza de casas sencillas y recogidos soportales!". Se cuenta que, quizá llevado por la emoción acumulada en tan intensa jornada, Lorca manifestó: "El Fontán es el escenario urbano más importante de España". ¡Ahí queda eso! Las sillas colocadas por el Ateneo, responsable de que "La Barraca" viniese a Oviedo, se fueron ocupando con anterioridad a la hora de la función llegando a abarrotarse por completo. Fue el propio Lorca quien hizo la presentación del programa: tres entremeses de Cervantes, "La cueva de Salamanca", "Los dos habladores" y "La guarda cuidadosa". Resaltó el carácter altruista de su trabajo y que su único interés estribaba en que el pueblo "conociese el magnífico tesoro de nuestro teatro clásico". Gran ovación. Según recogía la prensa posteriormente: "el espectáculo se desarrolló dentro del mayor orden, sin que ocurriera ninguna clase de incidentes tan comunes en estas aglomeraciones de público en las que todos quieren colocarse en el mejor sitio". Al día siguiente, lunes, los componentes del grupo teatral visitaron los monumentos prerrománicos del Naranco guiados por el delegado de Bellas Artes, Aurelio de Llano y Roza Ampudia, y el escultor Víctor Hevia. Finalizada la visita, el Ateneo invitó al grupo a comer en el restaurante "Los Monumentos" en el que dieron cuenta de una gran fabada. Entre los comensales se encontraba el presidente de la Diputación, Ramón Peña, y "Los cuatro ases de la canción asturiana": Botón, Miranda, Cuchichi y Claverol. No es de extrañar que el ambiente fuera distendido, animado y divertido, especialmente por el sentido del humor con el que Claverol contaba distintas historias asturianas que hacían reír a los asistentes. De Oviedo partieron hacia Cangas de Onís y Santander. El 4 de septiembre se cumplirán noventa años de una efeméride reconstruida gracias a la hemeroteca y a un interesante trabajo, en 1982, de Juan Benito Argüelles en "Los Cuadernos del Norte". Recuerdo en el que va implícito el reconocimiento a esa gran labor popular de difusión de la cultura.

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