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Carlos Fernández Llaneza

La perdonanza de Oviedo

Oviedo, un año más y por fin libres de restricciones, está de fiesta. Para encontrar los orígenes de esta semana festiva debemos remontarnos más de diez siglos atrás. Una tradición que proviene de unos privilegios otorgados en su día a la ciudad por considerarla como un auténtico relicario que acoge las Cruces de Oviedo y que atraía a multitud de peregrinos. La celebración del Jubileo de la Santa Cruz o Perdonanza era ya un acontecimiento en el siglo XVI. En el año 1537 se hablaba de procesión solemne por las calles, con el obispo vestido de pontifical portando la Santa Bula, de tapices colgando de los balcones y de antorchas luciendo noche y día en la Catedral. En el año 1563, en la tarde del 29 de agosto, "a toque de tambor y de pínfano, se manda la Perdonanza por las calles y plazas, que a media noche repiquen solemnemente las campanas y que a la mañana siguiente se toque música en la torre". A las 9 de la mañana deberá hacerse procesión con la Bula del Jubileo. Se mostrará el Santo Sudario, se rezarán maitines a media noche según la antigua costumbre, arderán lámparas toda la noche alrededor del coro. Se abrirá la puerta tapiada de la Cámara Santa hasta el final del Jubileo, como narra Enrique López Fernández en el libro "Las reliquias de San Salvador de Oviedo".

Es conocido que Alfonso II el Casto, una vez dispuesta la Cámara Santa, obtuvo del Papa indulgencias para todos aquellos que visitaran las reliquias. En la escritura de fundación de la Cofradía de la Cámara Santa se explica la llegada de las reliquias en un arca procedente del cercano Monsacro donde el rey Alfonso las depositó en una Cámara que llamaron Capiella de los Ángeles, y que contó, más adelante, con la donación de la Cruz de los Ángeles en el 808. La Cruz de la Victoria, de Alfonso III, llegaría un siglo más tarde. También a Alfonso II se debe la llegada de las cenizas de Santa Eulalia, traídas desde Santianes de Pravia. Estas reliquias fueron objeto de veneración desde antiguo y, aunque se encontraba entre ellas el Santo Sudario, éste no se menciona hasta el año 1075 cuando se abre el Arca Santa para inventariar su contenido a petición de Alfonso VI. No fue el Sudario protagonista hasta varios siglos después, por lo que las reliquias que motivaron el Jubileo son las cruces, especialmente, la Cruz de los Ángeles, por eso el Jubileo es conocido como de la Santa Cruz añadiendo el término de Perdonanza como símbolo de la alegría por el perdón. En Oviedo, el Papa Clemente VI, a petición del obispo Juan Sánchez, concedió en octubre de 1344 numerosas gracias y perdones "a todos cuantos quisieran ser cofrades de la santa Iglesia de San Salvador". Posteriormente, los capitulares solicitaron a la Santa Sede la gracia de un Jubileo como corresponde a un templo de la importancia de la Catedral de San Salvador. El Papa Eugenio IV en una Bula concede la indulgencia plenaria a cuantos visitaran la Catedral de Oviedo el día de la Exaltación de la Santa Cruz o una semana anterior o posterior; sabido es que los españoles somos de dejar las cosas para última hora, por lo que solía visitarse mayoritariamente en la semana posterior, congregándose más número de asistentes el 21, San Mateo, convirtiéndose así en el día más festivo.

Durante tiempo era costumbre colocar unas banderas rojas en la torre para señalar el periodo de la Perdonanza, tradición que este año, felizmente, se recupera. Como se recupera la mostración de la Cruz de los Ángeles en las misas entre los días 15 y 20.

Cuando los peregrinos regresaban a casa llevaban consigo unos regalinos o perdones. Así que si vienen por aquí estos días, cumplan, no vayan a decirles: "Fuistite a la romería, no me trajisti perdones, en veniendo les mayuques, maldita la que me comes".

En fin, un recorrido por nuestra historia para, una vez más, ser conscientes de que en el remoto pasado podemos hallar las respuestas a muchos hechos de nuestro presente.

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