Si era tan fácil como para resolverlo en dos muletazos de un debate parlamentario, al presidente Adrián Barbón no queda más remedio que decirle que llega tarde, muy tarde. A él, y a los que estuvieron antes. El solar del viejo HUCA lleva años ocho años como escenario de holocausto nuclear. La opcion de ampliar el campus del Cristo parecía una quimera y la Seguridad Social, dueña de casi todos los terrenos, había descartado otros planes de recuperación, no le salían los números.

En paralelo, el rector de la Universidad, Ignacio Villaverde, llevaba casi ocho meses paseando un plan estratégico para ganar espacio para titulaciones rebosantes de alumnos, como todas las que alberga la Facultad de Ciencias y también la de Ciencias del Profesorado. Ahí Oviedo perdía Minas, que se iba a Mieres y cedía su espacio. Enfado y ruido político en la capital.

Pero de un plumazo, Barbón llegó con el arreglo. De pronto, tres edificios de lo que fue hospital pueden dar cabida a Ciencias, Informática y Educación. Y las obras, dice, se harían con relativa facilidad. En inmuebles que llevan años abandonados. Así, el presidente entrega el gran edificio de Ciencias a la Audiencia Provincial y también deja para los jueces los dos de lo que toda la vida fue Magisterio. Doble problema resuelto. Y los dos eran gordos.

Como el papel lo aguanta todo, toca reclamar plazos y compromisos, que no caiga en el olvido lo que es un gran plan para Oviedo. Una idea de futuro.

Y, por pedir que no quede, que la pelea de Minas no lo frene todo, encuentren un arreglo, no seamos tontos y no sigamos, todos, caminando cuando la linde ha terminado.