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Andrea García Torres

Crítica / Música

Andrea García Torres

Voces para el reencuentro

El reencuentro con el público es el lema que lleva la recién estrenada temporada 22-23 de Los Conciertos del Auditorio. Un nuevo comienzo del ciclo ovetense que acogió una gala lírica en la que debutaron la soprano Elena Pankratova y el tenor Riccardo Massi, acompañados por la orquesta Oviedo Filarmonía y su titular, Lucas Macías.

Pankratova, tras sustituir a Ermonela Jaho, se presentó ante el público ovetense con una brillante interpretación del aria "Io son l’umile ancella", en la que abordó los cambios de registro con un control técnico admirable y una rica sonoridad, llena de cuerpo. A su voz, sólida en la emisión y llena de expresividad, se le suma la cualidad de dotar a cada frase del texto, a cada emoción, de un color vocal diferente, un recurso cada vez más escaso hoy día entre los intérpretes y que dinamizó sus intervenciones en "Morrò, ma prima in grazia", de Verdi, a la que dotó de un carácter más dramático y agresivo, sin perder por ello calidad, y en "Voi lo sapete, o mamma". "In questa reggia", de "Turandot", fue un regalo por la solvencia con la que abordó este aria tan compleja, que utilizó para poner aún más a prueba su tremenda potencia sonora, aún con la OFIL tras ella a pleno rendimiento.

No se puede decir lo mismo de Massi, quien fue de menos a más. Parecía querer guardar su voz para aguantar el programa entero y los intensos dúos con Pankratova, que funcionaron por momentos y achacaron cuestiones de afinación. En el repertorio francés, Massi no terminó de convencer, le faltaba empuje y concisión en la afinación de algunos momentos, que corregía con rapidez. Gustó mucho al público "Giorno di pianto", más sólido, que marcó un punto de inflexión en su actuación. Hubo también cuestiones importantes en relación a los planos sonoros porque en algunos momentos su voz parecía no dar más de sí.

Macías y la OFIL solventaron la difícil tarea de acompañar en un mismo concierto a dos cantantes tan diferentes. Recurrieron a fragmentos muy efectistas que tienen en su repertorio. La obertura de "Carmen", la "Méditation" de "Thaïs", y sobre todo el "Intermezzo" de "Manon Lescaut", conmovedor, con una orquesta empastada que arropó las intervenciones de los solistas. Hubo momentos, como el duo de "Un ballo in maschera" donde la orquesta estuvo demasiado correcta; le faltó mostrar ese palpitar interno que Verdi dejó impreso en su partitura cuando los dos amantes por fin se sinceran. Sin embargo, su labor acompañando a Pankratova y Massi fue ejemplar en múltiples ocasiones.

En la ronda de propinas, este último eligió el "Nessun Dorma", que el público recompensó con una gran ovación. Pese a la seguridad que demostró, las cuestiones de los balances sonoros seguían presentes. Un error de cálculo en la elección de la propina de Pankratova, la famosa aria "Quando m’en vo" de "La bohème", empañó ligeramente su gran actuación durante la gala. No solo por el fallido agudo final, porque tampoco acertó con el carácter, quizá algo pesante. "Vissi d’arte", por seguir con "Tosca", o cualquier otro fragmento de su repertorio, mejor acomodado a su voz, habría sido un broche final perfecto.

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