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Fernando Alonso-Lej, glamour en la Medicina

El doctor, fallecido el miércoles, lideró la cirugía experimental en el Hospital General de Asturias en las décadas de 1960 y 1970

Mencionar al Dr. Alonso-Lej como emprendedor y pionero del sistema MIR, sería repetitivo. Son múltiples los escritos y documentos que lo avalan. Pero también, poseemos grandes y gratos recuerdos de sus rasgos personales como Médico Cirujano, que tengo interés en resaltar. Tuve la suerte de formarme con él en la especialidad de Cirugía Cardio-Torácica en el Hospital General de Asturias durante los años 1971 a 1975.

Quisiera destacar su valía y rasgos personales, proyectados en el ejercicio de la Medicina. Siempre cercano al enfermo y a su entorno, dialogante e implicado en la evolución, ya fuera satisfactoria o desfavorable. La cirugía de las enfermedades congénitas cardíacas fue una prioridad en su agenda de trabajo. Cuando la Sociedad Española de Cirugía cardiovascular determinó centralizar dichas patologías en un reducido número de hospitales con departamento de Cirugía Pediátrica, supuso una brutal ruptura de su proyecto Médico-Quirúrgico al tener que rehusar a dichas operaciones, que practicaba con exquisita destreza. Aun así, continuó con las intervenciones de adultos, en todas sus vertientes Cardiotorácicas. Nada estaba limitado en su concepción de la cirugía. Su "buen hacer traspasó fronteras", llegando a tratar en el HGA a muchos pacientes de otras regiones, algunos de marcada relevancia socio-política o artística.

Motivar a los médicos del equipo fue su primordial objetivo. Después de 30 días en su Servicio, como médico Interno en Rotatorio, me propuso continuar en la especialidad; acepté la propuesta y hoy, 50 años más tarde, no me arrepiento. Trasmitía ilusión, dominaba el arte de suscitar en sus residentes empeño, curiosidad y responsabilidad, pero siempre con máxima exigencia. Operar con él era todo un lujo quirúrgico, nos aportaba gran seguridad y conocimientos. Respetaba nuestra identidad y responsabilidad de nuestro enfermo, sin darnos sombra. Cuando surgían complicaciones no dudaba en acudir al hospital en cualquier momento para resolver el problema, aun a horas intempestivas. En caso de contrariedades o fracasos, nos alentaba a seguir adelante, por el bien de otros pacientes. Algun médico declinó en su proyecto y cambió de Especialidad.

Poseía la cualidad de avanzar, buscar y aportar todas las novedades médico-quirúrgicas que se publicaban. Estudioso incansable y partícipe incondicional en todos los eventos científicos nacionales e internacionales de la especialidad. Raro era el Congreso o Simposio en el que nuestro Servicio del HGA no participase con sus presentaciones o ponencias.

El quirófano experimental fue uno de sus prioritarios objetivos en sus inicios desde el año 1962, fecha de su incorporación como Jefe de Servicio en nuestro HGA. La cirugía con animales de experimentación nos proporcionó grandes conocimientos y habilidades que facilitaron los posteriores éxitos del servicio. El trasplante cardíaco empezaba a recorrer su mente por aquellas fechas. Por motivos ajenos a nuestro objetivo, no se llegó a realizar, aunque estuvo en proyecto.

Debemos y agradecemos mucho al Dr. Fernando Alonso-Lej, afincado en Asturias en la década de los 60, que posicionó al HGA en el lugar que dignamente le correspondía dentro la Sanidad Nacional. En aquellos momentos no fuimos conscientes de muchas cosas; rara vez nos damos cuenta de los valores de las personas unidas a nuestra vida, hasta que nos faltan. DEP.

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