Crítica / Danza

Memorias de Kiev

Una evocadora noche en el Campoamor

Vicente Cue

Vicente Cue

En la segunda noche, otra vez con el teatro lleno, el joven Ballet de Kiev dirigido por Viktor Ishchuk representó "El lago de los cisnes"(1895). Esto me trae a la memoria cuando hace varias décadas vi esta obra en la bella capital de Ucrania por el Ballet Estatal de Kiev. En esa época, esta nación estaba bajo la tiranía de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Allí asistí a varias representaciones en el espléndido Teatro Estatal de Ópera de Kiev. Entre ellas vi una ópera en la que uno de los protagonista era Lenin, cuya obsesiva figura era reproducida, a veces gigantesca, por toda la capital en pinturas, bustos, estatuas. Toda la Unión Soviética adolecía del mismo culto fanático: estadio Lenin, colinas Lenin, escuelas Lenin. Aquello sucedió en el siglo XX. Quién se iba a imaginar que después de sufrir el Holodomor en la época de Stalin y librarse del comunismo, ya en la segunda década del siglo XXI, los ucranianos volverían a estar inmersos en la tragedia.

"El lago…" con coreografía de Marius Petipa (I y III actos) y de Lev Ivanov (II y IV actos) y con la magnífica partitura de Tchaikovsky es una de las cumbres de las artes escénicas. La producción de los de Kiev es abreviada y rápida, pero están todas las secuencias esenciales. Es de agradecer, y aunque a veces no sean montajes excepcionales, que el público, y sobre todo los más jóvenes, puedan conocer y asomarse a una obra imprescindible.

Lo mejor de la noche fue el remanso poético del segundo acto, joya coreográfica de Ivanov. En él la bielorrusa Elena Germanovich, y todo el conjunto nos hicieron sentir una agradable experiencia de contemplación estética. En el tercer acto en el que Petipa nos ofrece una lectura coreográfica muy incisiva, Germanovich se lució en los emblemáticos "fouettes". También, en este acto, el húngaro András Rónai tuvo ocasión de mostrar su buen nivel técnico en la ejecución de sus piruetas así como de sus grandes saltos.

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