A Ana María Herrero, con júbilo en su jubilación

En el retiro, tras cuarenta años de servicio, de la archivera municipal del Ayuntamiento de Oviedo

Agustín Hevia Ballina

Agustín Hevia Ballina

Uno que se deleita con sus primeras noticias mañaneras en la lectura reposada de su periódico, como primera actividad del día, en su diario LA NUEVA ESPAÑA, discierne en seguida cuáles de ellas resultan más acordes con sus peculiares aficiones y metas, a la vez que se deja llevar hacia aquellas que, en su diario vivir, le resultan más llamativas, o más sorprendentes o de mayor interés.

En mi circunstancia personal, cada día hay una sección pormenorizada para acopiar e ir rellenando los cajetines y las gavetas mentales, donde voy almacenando conocimientos y pensamientos, en adecuado ordenamiento, en forma que puedas sacarlos a flote mediante las palabras que los respaldan.

En estos momentos, para datar la oportuna hora del día, te traslado el latín de siempre: lo que estamos viviendo es el posterior día de los idus de diciembre del año del Señor de MMXXII y está transcurriendo la hora sexta, en que mis ojos permiten entrar por las ventanas del alma la que, para mí, considero sobresaliente noticia, avalada por la consiguiente fotografía que te describo en su concordancia con la realidad: hay ahí, a la derecha del personaje que allí aparece, unos estantes con libros; a su izquierda, una batería de archivadores, sugeridores de Archivos. En el centro se destaca una presencia femenina, grácil y airosa, que en su persona lo resume todo. Hay una mesa de trabajo, con su ordenador imprescindible. Unos cuadros, bien enmarcados, sugeridores de belleza concomitante, orean el cálido ámbito y ambiente que allí se respira: es sensación de trabajo para una labor que no cesa.

La figura humana, que ha captado el artista fotógrafo, mi amigo Miki, avanza decidida, en actitud de caminar, seguramente, en busca de un expediente o quizá de un códice, o de un legajo de viejos papeles, o de un folio en pergamino de un papel insignificante, donde se encierra la historia de Oviedo.

La persona que así aparece reflejada en la fotografía es una archivera, es la archivera municipal, es la que ha dado continuidad a la labor callada, eficaz y siempre eficiente de Palmira Villa –un recuerdo sumamente cariñoso para la archivera tan querida por todos–. La que así aparece en la fotografía es Ana María Herrero Montero. Por si alguno no la ha identificado se acompaña el titular de la noticia, de que es transmisor mi amigo Chus Neira: «La Archivera Municipal se jubila tras cuarenta años de ‘rigor y excelencia profesional’».

Es lo que queda en el ámbito de lo decible, es la expresión y la impresión que primero se te ocurren. Para darte un perfil más completo de nuestra archivera, me atrevo a añadirte: es Ana María trabajadora incansable, emprendedora sin limitaciones, ilusionada con la consecución de nuevas metas, cada día. Es ella infatigable en su quehacer de todos los días; de mente abierta, es feliz Ana María con los descubrimientos que su trabajo le depara. La tienes ahí, cercana con todos, precisa en sus apreciaciones, celosa en sus búsquedas, rigurosa en sus concesiones para consigo misma. Es habilidosa para encauzar a los investigadores al lugar exacto donde se encuentra la pieza archivística, cuyos vestigios o huellas ayuda a encontrar. Generosa y altruista en el servicio; seria, hasta la minucia en todas sus actividades. Así la veo, así me es grato descubrirla en la profesional eximia que es Ana María. Su carácter, su persona, su personalidad tan exquisitas la llevan a hallarse, de continuo, en actitud de servicio; apreciadas y esperadas con ansiedad son siempre sus intervenciones, cual técnica insoslayable en el mundo de la archivística. El Ayuntamiento de Oviedo pierde una óptima servidora. Para concluir, es Ana María una amiga, una persona que va por todas partes sembrando amistades. Disfruta cada día más de tu jubilación, que es, ante todo, Ana María, júbilo y ocio, el más genuino, empleados siempre para lo que más te gusta y de corazón amas: tu familia, tus amigos, tus libros, tu vida entera.

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