Crítica / Música

Llenazo de la Film Symphony Orchestra

La música de cine triunfa entre la afición ovetense

Alicia Pajón

Alicia Pajón

El domingo a las seis y media de la tarde la plaza de la Gesta de Oviedo estaba ocupada por una larga cola que auguraba ya el llenazo de la Film Symphony Orchestra (FSO) en el Auditorio Príncipe Felipe. Los casi setenta músicos tocaron a lo largo de más de dos horas y media bajo la firme y entusiasta batuta de Constantino Martínez-Orts, que también hizo de maestro de ceremonias.

La sala principal del Auditorio se convirtió en el perfecto escenario para el viaje desde Krypton que propone la FSO. Martínez-Orts se ocupó, a lo largo de toda la velada, de presentar cada una de las piezas acercándolas al público con un enorme entusiasmo que, sin duda, se contagió a todos los allí presentes. La orquesta destacó por la energía con la que interpretó las bandas sonoras de 19 películas diferentes que databan de los años sesenta hasta la actualidad. La versatilidad de los intérpretes permitió al público trasladarse al universo de cada uno de los filmes, acompañados por el juego de luces que vistió al escenario toda la noche.

El programa del espectáculo buscaba mostrar la riqueza de la música para cine, y lo consiguió por medio de dos partes contrastadas, una primera especialmente enérgica, y una segunda más melódica, que funcionaron como una buena simbiosis que mantuvo al público atento y absorto durante toda la velada. La sonoridad de la orquesta se vio subrayada por la presencia de instrumentos poco habituales en un conjunto de estas características, como percusión africana o una guitarra eléctrica.

Todos estos elementos subrayaban lo que posiblemente sabían los asistentes al concierto: la propuesta de la FSO no era el tipo de concierto que acostumbran a ver los habituales del Auditorio ovetense. No solo el director invitó a los asistentes a grabar y compartir en redes sociales el evento, sino que un concurso que premiaba a quienes reconocieran 10 fragmentos de banda sonora en 100 segundos recompensaba con un viaje a Hollywood al ganador y sirvió de enlace para el comienzo de la segunda parte. Una velada diferente que entusiasmó a un público que ovacionó a la orquesta, que les recompensó con dos bises y la promesa de regresar a Gijón en mayo.

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