Una nube negra amenaza Ribera de Abajo y su entorno

Sobre la posible instalación de una planta de asfalto en Priorio

Ángel de la Fuente

Ángel de la Fuente

San Juan de Priorio ha recibido hoy una mala noticia. El reciente auto del juzgado de lo contencioso-administrativo número 6 de Oviedo obliga al consistorio a ejecutar de manera provisional la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de 27 de septiembre de 2021 que implica otorgar licencia a la compañía propietaria de la cantera de Priorio para la instalación de una planta de asfalto; sin embargo, esta decisión judicial puede quedar en nada si prospera el recurso de casación. Esperemos que haya suerte y que la sensatez impere en el poder judicial a la hora de adoptar una decisión de tal calado.

No pretendo reiterar una vez más la importancia del patrimonio natural y cultural de este enclave. Está todo dicho y máxime cuando entra dentro de lo posible que el lugar de Las Caldas sea propuesto para ser declarado Itinerario cultural del Consejo de Europa. Me pregunto, ¿cabría apostar por esta actuación en un contexto en el que la contaminación y el fuerte impacto en el medio se hagan realidad? Difícil cuando el déficit en relación con la Naturaleza y la Historia es tan profundo como consecuencia del desconocimiento que muestran sobre el particular buena parte de la clase política y también de la judicial.

¿Se han parado a pensar quienes pretenden dinamizar la economía en el concejo de Oviedo en el tiro de gracia que supone este auto judicial? El complejo termal, los restaurantes, la piscina municipal tan demandada en los veranos por los ovetenses han sido condenados a una muerte segura. ¿Cuántas parejas vendrán a darse el sí en la iglesia de Priorio y/o celebrar el banquete de bodas en el hotel? Desgraciadamente, pocas porque no será agradable llegar al campo de la iglesia de Priorio y contemplar ese escenario a menos de medio kilómetro del que emanará un aroma pestilente.

Hace una décadas Puerto, Caces-Siones, Priorio comenzaron a acoger nuevos vecinos. Son personas que quieren vivir en un entorno digno de ser preservado de acuerdo con los objetivos de desarrollo sostenible, además de su cercanía a la capital y al centro neurálgico del Principado. Ahora asisten impotentes, junto con los lugareños, a las consecuencias, si no se pone remedio, de esta resolución judicial que van a compartir con San Claudio, Santa María de Piedramuelle, Latores y Buenavista, porque la circulación del oeste prima pese a que algún señor, afortunadamente en la actualidad ajeno al ejercicio de la política activa, tuvo el descaro de cuestionar esta situación en lo que constituye un claro desconocimiento de la circulación atmosférica.

La ubicación de una planta de asfalto no es novedad porque la primera intentona fue hace poco más de medio siglo. El 22 de enero de 2016 este periódico publicó un artículo firmado por mí cuyo título es elocuente: "Las valientes que salvaron Piñera". Tras este titular, el diario resumió en una frase el asunto: "En 1970, las mujeres de la localidad lograron frenar la construcción de una planta de aglomerado asfáltico que habría destruido la privilegiada naturaleza de la zona". Me temo que habrá que recuperar la memoria de aquellas mujeres, algunas de ellas afortunadamente viven, tienen una edad avanzada, y las niñas y los niños que las acompañaban hoy son mujeres y hombres que pasan del medio siglo de vida. El coraje de ellas en tiempos difíciles, aún se vivía en una dictadura, contribuyó a frenar un despropósito cuyas consecuencias si no se hubiese parado habrían sido terribles.

Ha llegado la hora de plantar cara, de hacer frente común y de parar este dislate con la fuerza de la razón, diálogo y consenso. Si ello no fuera posible ya sabemos cuál es la opción a seguir cuyo sustento para que sea eficaz es la unidad. No estoy en contra de la industria, es necesaria, no quiero caer en la contradicción de quienes gozan del confort y se oponen a todo tipo de producción de electricidad, pero no olviden los políticos una mínima lección de Geografía, los factores de localización industrial. Ahí está la solución, la búsqueda del lugar en el que el impacto de una industria como esta sea el mínimo posible y, como no puede ser de otra manera, conllevará un control inquisitorial de la emisión de humos, que llegada la situación implicaría la sanción pertinente con carácter ejemplar. Finalizo con una rotunda negación: "No a la planta de asfalto y hormigón".

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