¡Fiestas que vienen! La Candelaria y San Blas

Las celebraciones de las monjas benedictinas en la ciudad

Javier Portilla Cuesta

Javier Portilla Cuesta

En el acervo cultural que conforma la historia de los pueblos y ciudades, cuelgan del árbol de su historia el conjunto de leyendas y tradiciones que sustentan su historia.

Todas las ciudades desean mantener ese legado y sus costumbres y, unas más que otras, podrán pervivir a través de los tiempos.

Oviedo tiene una larga historia milenaria, ya sea desde que Máximo y Fromestano fundaran la población, como leíamos en los libros de nuestra infancia o sea, anterior a estos personajes.

En nuestra ciudad viven las vecinas más veteranas de la localidad, con más de mil años de existencia en el monasterio de San Pelayo, anteriormente conocido como monasterio de San Juan, de la comunidad benedictina de San Pelayo, nuestras queridas monjas Pelayas.

En el transcurso del devenir histórico, estas queridas monjas nos hacen revivir cada año dos hechos, uno narrado en la Biblia y otro en el Santoral Católico.

El 2 de febrero, la iglesia católica celebra la Purificación de Nuestra Señora, popularmente conocida como la fiesta de las candelas, en la que se conmemora el acto en que la Virgen María y su esposo, siguiendo la tradición, fueron al templo con el Niño en brazos para presentarlo ante el venerable anciano Simeón y ofrecer dos pichones y unas monedas como correspondía a un niño varón según la creencia.

Desde hace inmemorial tiempo, las monjas benedictinas de San Pelayo celebran hoy dicho acto y acogen en el templo del monasterio a familias enteras que llevan a sus nuevos retoños (este año por lo menos 16 niños, de los cuales 4 son rumanos ortodoxos). Son cientos de personas las que acuden al atardecer al templo de San Pelayo para asistir y celebrar la oración de vísperas presidida por el Presbítero D. Abundio y presentar a los niños en el templo.

Las monjas tienen el detalle de obsequiar a los niños con las exquisitas pastas dulces elaboradas en el obrador del monasterio por ellas mismas.

El acto comenzará a las 7 de esta tarde.

Otra tradición se celebra al día siguiente.

El día 3 es san Blas, santo sanador, nacido en Armenia en el siglo IV al que se tiene gran devoción no solo en Asturias sino también en muchas regiones de España y al que se acude en demanda de protección de todo tipo de enfermedades, principalmente de los males que afectan a la garganta.

En el monasterio de San Pelayo se conserva una reliquia ósea de un brazo del santo y cientos de personas acuden al templo en el día de san Blas para hacerle la suplica.

Debemos recordar, por su actualidad, que esta reliquia se conservaba en el monasterio de Santa María de la Vega, ubicado en los terrenos que luego fueron fábrica de armas, tan de actualidad en estos momentos, en donde vivía una comunidad de monjas benedictinas que fueron conminadas a abandonar el monasterio con el fin de convertir en un hospital para luchar contra la peste, lo que nunca llegó a hacerse.

Las monjas de la Vega tuvieron que trasladarse al monasterio hermano de San Pelayo, haciendo el traslado de sus enseres y pertenencias en carretas tiradas por bueyes, entre las cuales se encontraba la reliquia de San Blas que se mostrará para su veneración a todo el público en el día del santo, por lo que se celebrarán cuatro misas a las 8 de la mañana, doce del mediodía, cinco y media de la tarde y siete de la tarde.

Durante todo el día, en la portería del monasterio, se venderán las populares rosquillas de San Blas. Quiero recordar que el año pasado, en plena epidemia del Covid, se vendieron más de 10.000 rosquillas que, dada su cualidad, quizás milagrosa, hacen las delicias de todo el público.

Antaño, tal día como este, se celebraba la romería de las naranjas. Era la primera romería del año donde se vendían en los alrededores del monasterio las naranjas que desde el litoral asturiano, de clima más suave, se traían a la ciudad en carretas de bueyes para venderlas en tenderetes donde los ovetenses las adquirían con gran apetencia.

Las monjas conservan una acuarela centenaria que muestra una escena de dicha romería, obra firmada por A. Sandoval. Debemos recordar también que Palacio Valdés en una de sus novelas rememora la celebración de dicha romería.

El Servicio de previsión del tiempo nos anuncia un día seco y tranquilo aunque con temperaturas bajas con tendencia al alza paulatinamente

Desde estas líneas quiero invitar a todos los lectores a que acudan a estas celebraciones siguiendo estas bonitas tradiciones. Agradezcamos a las monjas con nuestra presencia la dedicación que muestran a toda la ciudadanía.

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