Música para una buena causa

La música siempre es un maridaje ideal para cualquier causa noble y justa. No podemos más que congratularnos por la iniciativa de las asociaciones asturianas contra el cáncer y niños con cáncer Galbán, que han contado para su cita benéfica con artistas del Principado o íntimamente relacionados con nuestra tierra, presentando un programa completamente español, redondeando todavía más la velada.

Las tres primeras piezas de Sarasate ("Romanza andaluza", "Playera" y "Capricho vasco") pusieron de manifiesto el virtuosismo de ambos músicos evidenciando el trabajo de fondo que supone interpretar obras de semejante nivel técnico, siempre plenos de sonoridad y legando unas ejecuciones esmeradas y bien matizadas.

La primera mitad se cerró con el arreglo de Kreisler de la Danza española de "La vida breve" de Manuel de Falla, donde ambos músicos transmitieron al auditorio la enérgica carga expresiva de la pieza, cautivando a los asistentes gracias a la sonoridad aterciopelada pero robusta que exhibieron desde el escenario ambos artistas.

Tras una breve pausa, el recital continuó con obras fruto del ingenio compositivo del propio Gabriel Ordás, "Tres piezas para violín y piano", con una gran elegancia en los fraseos, cayendo siempre juntos en los acordes y explotando acertadamente todo el lirismo que encierran sus obras, particularmente "Sentimiento", con unas melodías muy cantábiles en el violín potenciadas acertadamente desde el acompañamiento pianístico.

Las "Siete canciones populares españolas" (de Falla), también obtuvieron una ejecución rotunda: perfectamente ensamblados, con unos finales de frase muy cuidados, el volumen justo y una emoción notable que se apoderó de la sala de cámara.

En definitiva, un éxito del intérprete y compositor Gabriel Ordás y de la pianista Yelizaveta Tomchuk desplegando un programa muy complejo que sacaron adelante con lucidez para culminar una noche mágica en lo musical y en lo solidario.

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