Paraíso capital

Descubriendo el Norte

El romanticismo de publicar en papel

Gonzalo García-Conde

Gonzalo García-Conde

Son muchos los amantes de la letras en Asturias que recuerdan con nostalgia los "Cuadernos del Norte". Para los que no los hayan conocido, lo explico brevemente: fue un magazine cultural legendario, publicado en Oviedo entre 1980 y 1990, patrocinado por la Caja de Ahorros de Asturias, ideado y dirigido por el periodista Juan Cueto Alas. Su trascendencia viene marcada por las firmas que pasaron por sus páginas: héroes locales como Ángel González, Miguel Munárriz, Vidal Peña o Víctor Botas; a la vez que Paco Umbral, Camilo José Cela, Torrente Ballester o Álvaro Cunqueiro. Pero también Susan Sontag, William Burroughs, Umberto Eco o Vargas Llosa. Son solo ejemplos, la nómina de escritores y pensadores que pasaron por allí es galáctica, estratosférica.

Los que sean de revolver entre libros viejos en el rastro o en tiendas dedicadas a la segunda mano aún tienen la oportunidad de encontrar números sueltos de vez en cuando. Son pequeñas joyas impresas con una estética muy reconocible para sus fanáticos, muy bien editadas y de lectura atemporal.

En aquella época, publicar cualquier cosa no era tan accesible como lo es ahora. No existía lo digital. La imprenta de Gutenberg, con muy pocas evoluciones, era tecnología punta. Los libros eran libros. La prensa, prensa. El lector buscaba la letra impresa. Los poetas urbanos publicaban fanzines hechos con folios mecanografiados, fotocopiados y grapados.

Hoy en día vivimos en un mundo muy distinto. Es el momento de la historia en el que más libros se publican porque esa evolución digital así lo permite. Sin embargo eso también acarrea un precio: las novedades editoriales tienen una vida de pocas semanas. Luego desaparecen de los escaparates. Además, internet ofrece un folio virtual en blanco a todo aquel que tenga un computador. Los conceptos de criterio editorial, noticia contrastada, interés general... están amenazados de muerte. A estas malas noticias hay que sumar el pavoroso dato de que esta generación de nuestra sociedad, la de los menores de 30 años, es la que más ha escrito y leído de la historia de la humanidad. Porque lo han hecho en aplicaciones de mensajería y redes sociales.

En este escenario es una sorpresa mayúscula y, sobre todo, una buena noticia, que surjan publicaciones locales y artesanas hechas con cariño.

Hace unos días, en la intimidad de la Librería Reconquista (C/ Tito Bustillo, 1), se presentaba en sociedad, en Oviedo, "Cantábrica / Descubriendo el Norte". Una publicación que anuncia frecuencia trimestral y que pretende ser un canto de amor a las tierras de la costa y la cordillera asturiana. A decir de su director, Rafa Balbuena, lo que proponen es un periodismo más cercano a la tradición narrativa española que a las columnas de opinión y una apuesta entusiasta por lo fotográfico, porque sin imagen no hay noticia.

El resultado es una revista física guapísima con pinceladas de turismo natural, cultural, historia y gastronomía. Un viaje literario que huele a papel y a tinta que se distribuye desde las pequeñas librerías de Asturias. Una apuesta poética, elegante, pequeña, valiente y de casa, que habla del Norte que debemos conservar en el mundo global. Le deseo una larga vida.

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