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Gonzalo García-Conde

Paraiso capital / crítica

Gonzalo García-Conde

Escalando en busca de la verdad pura

El cierre de la Semana del Audiovisual Contemporáneo

Los cuatro miembros de la compañía de teatro catalana "Agrupación Señor Serrano" ya estaban poniendo a tono su flexibilidad y sus reflejos sobre las tablas del Campoamor, en un improvisado y amistoso partido de bádminton, mientras el público accedía a sus asientos. Pero no dieron la función por comenzada hasta que, a las ocho de la tarde en punto, proyectaron en una de sus tres pantallas portátiles una advertencia inquietante sobre lo que iba a suceder a continuación: nos informaban de que su espectáculo "The Mountain" había sido estrenado en 2020, bastante antes de la agresión de Rusia a Ucrania. Y que precisamente esa agresión era motivo suficiente como para mantenerlo en activo.

La advertencia resultó bien fundada ya que esta eterna polémica entre ambos países es parte del espectáculo y el mismísimo Vladimir Putin, uno de los principales protagonistas, además del conductor de la velada. Pero esa es solo una de las líneas que traza la "Agrupación Señor Serrano" a lo largo del espectáculo. Lo que hacen, en realidad, es tejer una tela de araña con ingredientes muy dispares, incluso con varios lenguajes artísticos: teatro, animación, filmación de miniaturas, efectos sonoros, un dron que sobrevuela el teatro, el aroma dulzón de un cigarrillo rubio que embriagó a todo el patio de butacas, varios focos simultáneos que luchaban por atraer nuestra atención. Eso sumado a las figuras de Orson Welles y su controvertido episodio con la "Guerra de los Mundos", Tom Cruise, Charlton Heston en su papel de Moises, el cadaver y el material de escalada del aventurero británico George Mallory, las leyendas de su acometida al Everest, sus correspondencia de amor con su esposa Ruth. Todo sirve para crear confusión alrededor de los conceptos de verdad y mentira, información y desinformación.

Ante un patio de butacas presa de la confusión, sin saber muy bien todavía por dónde le venían los tiros, Vladimir Putin se auto erigió como rey de ese concepto de la desinformación. Investido como tal, preguntó a los espectadores qué sabían sobre él y cómo habían llegado a saberlo. Nos elogió para después reírse en nuestra cara de manera insultante y nos concedió el derecho a votar para, justo a continuación, privarnos del mismo mientras alguna mano alzada expresaba ya inocentemente su opinión. Todo el discurso parecía explicarse durante un momento como una crítica a internet y a las falsas noticias, pero en realidad era un brutal ataque a nosotros como usuarios que decidimos consumir la desinformación y estamos abiertos a creernos cualquier cosa. Incluso a reconocer que la verdad es imposible en el mundo que vivimos. Porque no, ni siquiera era Vladimir Putin, sino la "Agrupación Señor Serrano" la que se reía de nosotros en nuestra cara. La que hace magia, nos enseña el truco y aun así nos engaña. Así de fáciles somos, así de ridículos resultamos.

En fin, en el fondo no resultaron tan mala gente estos teatreros sofisticados. Al final nos ofrecieron una moraleja con final feliz terminando con la poética del diálogo epistolar de Mallory y Ruth, dejando una puerta abierta a la esperanza. Una salida feliz que, sin embargo, exige de nuestro propio esfuerzo individual. La verdad existe en toda su pureza y está ahí, a la vista, en lugares de difícil acceso pero, en el fondo, esperando a que vayamos a buscarla.

SACO 9 cerró así, con este cuento contemporáneo que da profundidad al concepto Audiovisual que porta en su nombre, una falsa semana de diez días llenos de actividades extraordinariamente variadas. Ahora es sólo un recuerdo en la mejor parte de la memoria de nuestra ciudad. Y el anticipo de una esperanza que llevará el nombre de SACO 10.

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