Crítica / Música

Talento lírico asturiano

María Heres y Mario Álvarez firman un notable recital en el RIDEA

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

María Heres, a pesar de su juventud, se ha convertido en todo un valor seguro, de presente y de futuro, del panorama lírico asturiano. Con experiencia en papeles de relevancia en el Festival de zarzuela ovetense o conciertos ya a sus espaldas en instituciones de la talla de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, la mezzo deleitó a un público respetuoso que llenó el RIDEA mediante un notable recital.

El programa, muy heterogéneo y hábilmente concebido para ajustarse a las características de la artista asturiana, incluía arias de ópera, romanzas de zarzuela, canciones e incluso números de oratorio. Siempre con una voz bien impostada, Heres supo optimizar su técnica vocal para lograr una proyección impresionante sin aparente esfuerzo. Pero al margen de estas muestras de poderío, la mezzo también registró un gran lirismo, como por ejemplo en "À Chloris", una pieza llena de matices y expresividad.

Sus incursiones en el campo del oratorio son más que satisfactorias. Aunque "He was despised" habría requerido una mayor calma en el acompañamiento pianístico para contrastar más explícitamente la parte B del aria (más briosa y veloz), Heres solventó sin problema las coloraturas, primando siempre la melodía y desplegando un brillante trabajo de ornamentación en el da capo.

Todavía, en un ejercicio de resistencia, reservó para el final del recital piezas exigentes como "Voi lo sapete, o mamma" o "¿Qué te importa que no venga?", donde la mezzo ajustó el fraseo de manera elegante, gracias a un fiato muy sólido que le permitió alcanzar los graves con muchas garantías y timbrar adecuadamente los agudos. Mención especial para el pianista Mario Álvarez que supo plegarse a las exigencias del guion y mantenerse en segundo plano, compenetrado en todo momento a la poderosa voz de Heres.

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