Opinión

Querida alcaldesa

Eloína Suárez se reía cuando al cruzármela por la calle la saludaba recordando su pasado municipal

En mis últimos años de vivir en Oviedo, era fácil cruzarme con Eloína Suárez y, bromeando, siempre la saludaba diciéndole "hola alcaldesa". Ella se reía. Toda su familia mantuvo una entrañable amistad con nuestra casa, donde me acuerdo, aún hoy, de la tienda que sus padres tenían en el bajo del Sanatorio Getino.

Los padres de Eloína y su hermana Palmira eran don Manuel y Obdulia que, como cosa curiosa y muy de la época, a él se le anteponía el "don" al ser maestro.

El esfuerzo de las dos hermanas por sacar adelante a sus seis hijos cada una, tuvieron la fortaleza de poner, cerca de la tienda de sus padres, una lavandería en la calle Santa Susana.

Hoy, desde mi rincón madrileño, quiero enviar a su hermana Palmira, así como a los hijos de mi querida alcaldesa y a toda la extensa familia, mi más sentido pésame y entrañable recuerdo.

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