Opinión | nuevos pliegos de cordel

Cruzar la calle

Antes las calles se cruzaban por donde se podía, por cualquier sitio. Esa jungla vinieron a resolverla los semáforos y sus parientes pobres, los pasos de peatones. Los semáforos distribuían el tiempo entre el rojo y el verde con un intermedio de naranja para poder respirar. Todo muy bien con el trajín de los coches sobrepasando con su parque lo que suponían los pobres peatones, que siempre tuvimos las de perder.

Decía que los pasos de peatones son los hermanos pobres de esta historia, y ahora vamos al semáforo que esta al comienzo de la calle Hermanos Pidal, a la altura de la plaza de la Paz. Al cruzar la calle, los coches, que suelen formar dos filas seguidas, lo hacen muy bien; pero los peatones, especialmente los que, como yo, tenemos alguna limitación en la marcha, no llegamos nunca al extremo de la calle, con parada para oír algún insulto y con el peligro que supone.

¿No se podría aumentar el tiempo de 27 segundos del que disponemos los peatones para llegar al otro lado entero?

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