Opinión | MI GRAN NOCHE

Once noches, diez resacas

Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, es una escritora asturiana que se siente cómoda en su papel de maestra, pues ejerce la docencia desde el corazón y con disciplina, en el Colegio Internacional Meres. Como ciudadana del mundo, aspira a vivir sin prisa y a hacer las cosas con amor porque, como Epícteto, cree que una persona rica es aquella que está contenta.

En el siglo XV, el papa Eugenio IV otorgaba indulgencia plena a los creyentes que acudían a la Catedral a venerar la Cruz de los Ángeles si además de ir daban una limosna entre los siete días antes y siete después de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, el 14 de septiembre. Así que, el plazo acababa el 21 de septiembre, fecha en la que, como los feligreses ya estaban perdonados, los festejos eran seguros.

Lo cierto es que el tiempo pasa rápido y cuando los carbayones hacen resumen de su existencia siempre se encuentran con San Mateo, con Pinón Folixa, el Topu Fartón, y con el inolvidable Rincón Cubano. Tampoco se dejan en el tintero a Elton John, "U2", Michael Jackson, Julio Iglesias, "The Beach Boys" y una larga lista de grandes artistas que nos han deleitado en la plaza de la Catedral, el antiguo Carlos Tartiere, la plaza del Paraguas, o quizás en la plaza de toros.

De igual forma nos hace eternos el Día de América en Asturias porque supone un entrañable y emocionado homenaje de la ciudad a los que cruzaron el Atlántico en busca de una vida mejor y volvieron convertidos en indianos. Las Carrozas.

En cierto modo, somos los recuerdos que tenemos, por eso dice un amigo que San Mateo, once noches, diez resacas. Dicho queda.

En el tiempo en el que escribo Oviedo suministra, a sus hijos naturales y a los adoptivos, lecciones de vida siempre engalanadas con la empatía de la noble ciudad. Son los ovetenses, por fuerza, personas campechanas, generosas y desprendidas, con tendencia a pensar que tanto los que miran por sus ventanas como la numerosa e interminable procesión que circula por las calles en estos días de fiesta, con su confuso rumor de voces, sus gritos dicharacheros y su lento caminar, todo ello junto, es lo más grande, y San Mateo genera este alborozo porque no hay fechas mejores para contemplar cumplidamente y sin interrupción el orgullo de vivir en la capital.

Pero hoy, San Mateo es esa sensación que endulza el final del verano; es el agrado de encontrarte a viejos conocidos por la plaza San Miguel, es la alegría de una botellina sidra en Gascona y ese paseo en familia por el Bombé para comer un bocadillo calamares. En definitiva, San Mateo es la impresión de que la vida que nos toca el despertador cada mañana, esa misma vida, merece la pena en cada momento.

Por ello, en esta emblemática ciudad que te marca con su pronunciado estilo, con ese talante natural que la identifica y con sus rincones donde se cuadra el viento, confiamos en que las nuevas generaciones mantendrán con cordura el valor de esta fiesta y la intensidad de las emociones para llenar su camino de recuerdos inolvidables y personas irrepetibles. Con ellos seguirá latiendo el corazón de Oviedo.

¡Bendito Oviedín del alma que como Machado espera, también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro este 2024!

¡Feliz San Mateo para todos!

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