Opinión | nuevos pliegos de cordel

Cosas de la Escandalera

Parece ser que cuando se edificó la primera casa en la esquina entre San Francisco y Fruela hubo grandes discusiones en el Ayuntamiento y gran polémica en la calle. Sin haber dado tiempo a apagar los ánimos, en 1881, el 27 de marzo, tuvo allí lugar una gran manifestación a vueltas con el ferrocarril de Pajares, y así es que, de escándalo en escándalo, la plaza que allí fue tomando forma no aceptó ya para los de Carbayo otro nombre que el de la Escandalera. Se probó con el propio 27 de marzo. Ya en el XX, en 1911 con el nombre del general Ordóñez, muerto en la guerra de África. Pasados veinte años, la República quiso tomar solar en ese lugar sin que tampoco cuajara como nombre popular. Hasta el mismo Generalísimo intentó hacerse presente en ese espacio de encuentro y de tránsito, en intento inútil de suplantar una vez más la contumaz tradición.

A lo largo de más de un siglo la Escandalera partió Oviedo en dos: uno que venía por Uría con la modernidad, y otro que por San Francisco llevaba hacia el Oviedo redondo. El obelisco que a principios del XX se quiso levantar allí tampoco cuajó, pero andando el tiempo el Ayuntamiento fue desplegando en la plaza sus desvelos a base de arbolinos, parterres, fuentes y bancos para ver pasar las horas que nos marca el himno del reloj.

Ahora el Ayuntamiento va a hacer otra reforma, parece que con los mismos ingredientes. Quedamos a la espera. Porque Carbayo no se entiende sin su Escandalera.

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