Opinión | Crítica/ Música clásica

Una orquesta incuestionable en lo artístico

Notables resultados interpretativos de la OSPA y Stephen Hough, bajo la batuta de Coelho, en la tercera cita de abono de la temporada

Stephen Hough, a la derecha, y la OSPA reciben el aplauso del público.

Stephen Hough, a la derecha, y la OSPA reciben el aplauso del público. / David Cabo

Ficha del concierto

  • OSPA: Abono III «Rusia en el siglo XX»
  • Intérpretes: Stephen Hough (piano) y OSPA
  • Concertino: Aitor Hevia
  • Director: Nuno Coelho
  • Programa: Obras de E. Grieg y D. Shostakóvich. 
  • Auditorio Príncipe Felipe, viernes, 20.00 horas

Con los ecos de la "Sonata para piano en mi menor" de Grieg-interpretada el jueves por Leif Ove Andsnes– todavía resonando en el Auditorio Príncipe Felipe, la OSPA evocó, nuevamente, la lejana Noruega mediante una de sus obras más célebres y populares: el "Concierto para piano en la menor". Para ello, el británico Stephen Hough, una referencia pianística, se plegó a la batuta del director artístico y titular de la sinfónica asturiana, Nuno Coelho, ofreciendo una versión notable que destacó por su hermoso lirismo.

Hough plasmó el sabor folclórico que subyace –tamizado por la delicadeza compositiva de Grieg- en los tres movimientos de la obra, desplegando un juego de volúmenes y rubatos que confirieron mayor dinamismo a la ejecución y no inquietaron una precisa concertación de Coelho, facilitada por la intuitiva musicalidad de la que hizo gala el solista de la velada. El británico deslumbraría en el "adagio", íntimo y con una gran delicadeza en cada una de las melodías, recreándose en su lirismo, ofreciendo un universo sonoro de color sugerente ante una orquesta que lo secundó con gentileza y sin titubeos.

El "allegro moderato molto e marcato" final fue una delicia. Hough, ante una OSPA muy maleable, impuso su depurada técnica en los diferentes registros del teclado -con una impecable utilización del pedal- aportando siempre algún matiz que encajaba a la perfección con el esmaltado color que extrajo del piano. Como propina, deleitó al público ovetense -donde destacaba una presencia juvenil más acusada que en otras citas- con el "Nocturno" op. 9 número 2 de Chopin, quizá algo apresurado pero efectista en sus ajustados fraseos y en las resoluciones armónicas.

La segunda parte suponía enfrentar la "Sinfonía número 10 en mi menor", op. 93 de Dmitri Shostakóvich, una de las obras más completas y exitosas del vasto catálogo del compositor ruso. Esta pieza, que daba nombre al título del programa -"Rusia en el siglo XX"–, encontró una gran ejecución por parte de la OSPA, guiada con mucha inteligencia y seguridad por Nuno Coelho. El director portugués, que parece encontrarse especialmente cómodo en estas obras de gran formato y longitud, lideró a una orquesta compacta, de sonoridad rotunda, con una cuerda grave potente y profunda y unos violines -comandados por Aitor Hevia- de sonoridad brillante y homogénea. Los temas que, de forma recurrente, aparecen en las maderas, estuvieron resueltos con mucha solvencia y calidez, primando siempre la sonoridad y ajustando oportunamente cada fraseo.

La sinfonía no está exenta de cierto aire marcial, así como de la ironía característica del maestro ruso, elementos potenciados por las dinámicas, hábilmente trazadas, que la orquesta supo ejecutar con precisión. El poderío de la percusión y los metales –con unas trompas muy acertadas aun en un volumen ciertamente incómodo–, se percibió en el "allegretto", donde a pesar del músculo sinfónico que exhibió la formación asturiana, no se resintieron el equilibrio ni la afinación. Toda la carga expresiva y dramática que adquiere la magna obra de Shostakóvich se resolvió en el "andante-allegro", ante unas secciones notables que ofrecieron su mejor versión, para culminar la primera entrega de abono del año 2025 y demostrar que, pese a la incierta situación institucional que atraviesa la orquesta, los resultados artísticos son, por el momento, incuestionables.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents