Oviedo Capital Europea de la Cultura

Ciudad y cultura se retroalimentan; son parte de "lugares comunes con significado". La ciudad como relación social, creación e intercambio de cultura es un muestrario de nuestra sociedad. "La cultura incluye bienes materiales e inmateriales, que son creaciones que reflejan los valores de una sociedad y se plasman en formas artísticas, como la música, las artes plásticas, la literatura, la danza, la arquitectura, la gastronomía, entre otras". Oviedo, una capital y lugar que se ha ido conformando a lo largo de la historia, como una ciudad de ciudades: regia, eclesiástica, administrativa, sanitaria, universitaria, industrial, terciaria, dotacional, residencial o cultural. Una ciudad, que por el lugar central que ocupa, le ha permitido que todo pase por ella: los ferrocarriles ( el cinturón de hierro), las redes de carreteras, junto con los caminos y caleyas latentes históricas. Es evidente que la base es el carácter singular del Casco Histórico de Oviedo y su actividad cultural, en la que la música juega un papel esencial. Sin embargo, quedarse en lo local, restringido al Antiguo, así como especializarse en la música clásica sería partir de un error. Por el contrario, nuestra candidatura europea debería ampliarse a la ciudad burguesa y obrera, al conjunto de los Cascos Históricos de las principales ciudades de Asturias: al menos a Gijón y Avilés, y a sus actividades culturales cinematográficas y teatrales, que son la referencia de la historia cultural petrificada –nuestra memoria– y que al tiempo son centros de actividades pasadas, presentes y futuras de Asturias.

Escenarios históricos –ciudad de ciudades– donde se han ido "conformando el conjunto de conocimientos y que han condicionado nuestra realidad hasta hoy en día. Qué mejor oportunidad que optar desde este enfoque a la capitalidad europea de la cultura.

Los territorios, en general; y las ciudades, en particular, son activos económicos y de relación social y cultural. Como, también, la ciudad y la cultura deben ser instrumentos de la regeneración ambiental, la cohesión social y el equilibrio territorial. Disponemos de una oportunidad histórica de presentar un proyecto de capital europea de la cultura, desde una perspectiva histórica, geográfica y paisajística, conjuntamente con las actividades culturales que éstas generan en un sentido amplio. El turismo es el ejemplo más significativo. Y Si se cuenta con una metrópoli polinuclear es obvio que sus centros históricos les ocurra lo mismo: tres en uno. No dejan de ser la cabeza (capital geográfica) de la gran metrópoli asturiana.

Los objetivos, teniendo claro cual es el objeto y el ámbito; y siendo conscientes que muchos de ellos nos vienen dados por tradición histórica, y por la situación actual, habrá que definirlos con la participación y la colaboración de todos. En definitiva, son los que representan los valores culturales de nuestra comunidad. Aprovechar las sinergias culturales es construir la Asturias del presente y futuro contando con la del pasado. Serán las actividades en general y el proyecto que presentemos particular las que doten de contenido nuestras opciones a la candidatura a la Capitalidad Europea de la Cultura 2031.

Las ciudades culturales además de ser activos económicos e imágenes de nuestra memoria colectiva son los lugares donde lo privado –de manera dominante– se hace público. Rehabilitar su patrimonio, aprovechar la candidatura para conformar los Cascos Históricos y las actividades culturales en red, poniendo en valor las señas de identidad de cada uno de ellos es una oportunidad que no debemos perder, porque tenemos problemáticas y sobre todo retos comunes: Por escala y determinación política, abordar la capitalidad con una mirada abierta nos permitirá buscar políticas conjuntas, independientemente del resultado final. Por lo tanto, se puede y debe optar a Capital Europea de la Cultura 2031. Un pacto cultural por Oviedo y por Asturias.

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