Opinión | crítica / música

Ampliación sinfónica

Notables resultados artísticos de la OSPA y Alberto Rosado, bajo la batuta de Shiyeon Sung, en la quinta cita de abono de la temporada

No resulta común, en estos días, la apuesta por estrenos de compositores contemporáneos, máxime cuando se trata de piezas con una sonoridad poco convencional que puede comprometer la asistencia al concierto y, por tanto, la rentabilidad económica del mismo. Sin embargo, este tipo de actos son fundamentales para seguir avanzando en el ámbito musical, para educar el oído de los auditorios y enriquecer el panorama cultural y para reforzar el trabajo de los compositores actuales. Si, como fue el caso el pasado viernes, la obra se presenta bien flanqueada por clásicos del canon musical y bajo la dirección de una batuta experimentada, todo es mucho más sencillo.

La velada comenzó mediante la obertura de la ópera de Carl Maria von Weber, "Oberón", donde los vientos mostraron un gran nivel, con unos metales poderosos y bien timbrados. Shiyeon Sung manejó a la OSPA con mucho acierto, primando el equilibrio entre las secciones, con unos tempi adecuados y un volumen contenido.

"Zafre", la obra de encargo de la Fundación SGAE y la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS), es compleja en cuanto a su ejecución, por su sonoridad y la ausencia de referencias para los músicos. La compositora, Inés Badalo, realiza un trabajo brillante en materia de experimentación tímbrica, diluyendo la barrera solista-orquesta para ofrecer todo un crisol de posibilidades expresivas empleando cualquier registro del piano. Alberto Rosado (piano) estuvo excepcional en su cometido, preciso en cada intervención, frotando las cuerdas del instrumento desde la caja para extraer una sonoridad atípica y desplegando con energía el conjunto de acordes escritos por la compositora hispano-lusa, con un amago de cadenza que el intérprete salmantino disfrutó enormemente. A modo de propina, regaló una sobresaliente versión del "Estudio número 5" del segundo libro de Ligeti.

La segunda parte comprendía la interpretación de la "Sinfonía número 7 en re menor" de Dvorák, una obra donde orquesta y directora ofrecieron buenas prestaciones. La ejecución, que se demoró unos segundos por un inoportuno teléfono móvil con una versión del himno de Asturias que suscitó risas entre el público y el pódium, dejó una orquesta a gran nivel. Shiyeon Sung, con una gestualidad clara y sin aspavientos, se mostró muy dominadora a los mandos de la OSPA, aportando el dramatismo justo en el "allegro maestoso" inicial y la dulzura del "poco adagio", donde emergieron unas maderas y metales notables, con unas trompas muy acertadas en la emisión que favorecieron el adecuado empaste orquestal. Pero sin duda, los dos últimos movimientos fueron los que destaparon mayor número de matices, con un "Scherzo: vivace" solemne, elegante y estilizado, con una orquesta flexible a las indicaciones de Sung, y el "Finale: allegro", donde la cuerda mostró todo su poderío y su esmaltado timbre para dejar un buen sabor de boca en esta quinta cita de abono.

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