Opinión | Paraíso capital

Y, de repente, SACO XI

Entrañable estreno del ciclo audiovisual ovetense, con el homenaje a Lynch y la discreta musicalidad de Joana Serrat

La Semana del Audiovisual Contemporaneo de Oviedo (SACO) se inauguró ayer en el Teatro Campoamor de manera casi sorpresiva tras anunciar su programación y sacar las entradas al público con apenas 48 horas de antelación. Lejos de estrenos más sofisticados como los que vimos en algunas de las ediciones anteriores, nuestro particular y encantador festival de cine –una de las programaciones más antiguas de la vida cultural de la ciudad, que ya alcanza su undécima edición– ha llegado a nosotros concentrando su esencia en su estructura básica infalible y, una vez más, con los cine-conciertos como protagonistas de su popularidad.

El que dio el pistoletazo de salida anoche en el coso de la Escandalera sirve ademas como homenaje al recentísimamente fallecido director David Lynch : su inmortal cinta "Una historia verdadera", y el singular maridaje de esta con la cantante de folk rock Joana Serrat.

Esta cinta, considerada la nota discordante dentro de la extravagante filmografia del director de "Dune" y "Twin Peaks", que para unos es su verdadera obra maestra y para otros su oveja negra, no está tan alejada de alguno de sus rasgos filosóficos del resto de su obra, tal y como se señaló en la presentación del acto. Comparte dos ingredientes fundamentales en Lynch, como son la idiosincrasia del pueblo americano del medio oeste, por un lado, y la ternura por otro, aunque esta venga tratada de manera muy distinta a como nos tiene acostumbrados el genio de Lynch.

La película narra la historia del viaje de 500 kilómetros, atravesando varios estados, que realiza un anciano a bordo de su segadora para hacer las paces con su hermano antes de que uno de los dos fallezca. Un viaje sanador que devuelve la fe en el ser humano y en la comunión con la naturaleza a un espectador que no puede hacer más que enamorarse de un ritmo lentísimo que, por norma general, la vida nos prohíbe.

La aportación respetuosísima de Joana Serrat se concentra en pinceladas de musicalidad muy breves. Introduciendo su visión melódica de la historia con delicadísima prudencia. Una atmósfera electrónica y las cuerdas de su guitarra, rasgadas en momentos puntuales: una noche estrellada. La inmensidad de un campo de cereal, un puente sobre el río Mississippi…. Tuvimos que esperar a los títulos de crédito para escuchar la dulzura de su voz.

A la salida, el inevitable buen humor que produce la ternura. Y la alegría de un SACO XI que ha llegado, que es nuestro, que es marca Oviedo y que será un placer disfrutarlo. n

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