Opinión

Oviedo

El vértigo sinfónico

Ismael Serrano hizo un repaso a su carrera interpretando sus grandes éxitos en el Auditorio Príncipe Felipe acompañado de la Orquesta de Cámara de Siero

La voz de Ismael Serrano lució a sus anchas bajo la tutela de la OCAS, Orquesta de Cámara de SIero el pasado sábado en Oviedo, dentro de la presentación de su disco "Sinfónico". El dominio de la escena y las tallas de teatralidad que ha ido adquiriendo el vallecano con los años y unos arreglos orquestales, que siempre estuvieron muy presente en sus discos, con unas letras que emulan guiones de cine, de amores que pasan como cometas y de luchas pasadas y renovadas, fueron el guion que convencieron al público ovetense.

Musicalmente la efervescencia mágica de Silvio Rodríguez, la dulce compostura de Serrat, la canallesca melancólica de Sabina y la sabia expresividad de Aute se solapan al toque personal del músico madrileño y componen un engranaje del sentimiento que es muy fiel a la vida. El espectacular sonido de la OCAS otorgó la atmósfera apropiada a las canciones y el primer golpe de efecto fue la vivaz "Sucede que a veces". Ismael Serrano, en una de sus charlas que adornaron el concierto entre la seriedad, la melancolía y el humor empezó hablando de la realidad y los sueños para remachar con una cita de Machado, para proseguir con la intimista "Sin ti a mi lado". Después se refirió al pesimismo de estos días que llevan a la inacción para soltar la primera punzada reivindicativa de la noche con "La Llamada", para llegar a "Absoluto", una preciosa joya escondida de su nutrida discografía. Serrano contemplaba en una esquina la plenitud de la OCAS, a los que tildó en varias ocasiones, sin faltarle la razón ni el corazón de "excelentes músicos".

Las canciones del cantautor vallecano limitan literariamente con la poesía de La Otra Sentimentalidad, y buena parte de la poesía latinoamericana, las novelas de Muñoz Molina y las espléndidas letras que le regala su padre, el poeta y periodista Rodolfo Serrano. "Pese al ruido quedan voces" para ejecutar la maravillosa "Si se callase el ruido", una de las que mejor sonó en Oviedo. Por un momento agarró la guitarra a la vieja usanza para soltar "Qué andarás haciendo ahora" y "Un muerto encierras", con su consiguiente guiño al Principito. Definió las canciones como "Un vínculo de comunicación" para emocionar con "Vine del Norte" ese viaje que realizó de joven a Chile cuya maleta llevaba mucha educación sentimental, la entrañable "Ana" con la mención en el texto a Benedetti "Las piedras que contra tu ventana lanzó la felicidad", o una historia conmovedora del metro de Madrid en "Recuerdo", entonada con vehemencia.

Si Pablo Guerrero tiene su a "A cántaros" y Raimon su "Al vent", Ismael Serrano posee su himno intocable en "Papa cuéntame otra vez", con el público en total fervor para añadir que "Ahora mueren en Gaza los que morían en Vietnam". En la parte final del concierto versionó "Gallo Rojo, gallo negro" de Chicho Sánchez Ferloiso, y después llegó la excepcional "Ahora que te encuentro", otro de los puntos culmen de la velada, donde la voz de Serrano se hermanó con el piano. "La canción de nuestra vida" mecida en las palmas del público puso el broche final. "Que el mundo pare", apunta "Vértigo", una canción alusiva al paso del tiempo y el amor, para comprendernos mejor y cantar en una taberna de La Latina o en el Auditorio de Oviedo, aunque la noche amenazará frío.

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