Opinión

Noche redonda de piano

Las Jornadas de Piano Luis G. Iberni van llegando a su fin y, el pasado jueves, ofrecieron una muestra de su popularidad entre los melómanos asturianos gracias al excelente nivel de Beatrice Rana –debutante en el ciclo– y a las sobresalientes prestaciones de la Orquesta Filarmónica de Radio Francia.

El irresistible programa comenzaba con el "Concierto para piano nº 1 en si bemol menor" de Chaikovski, donde Beatrice se descubrió como una artista de una técnica impecable y una elegancia superlativa. No rehúsa la sensibilidad de los pasajes de mayor lirismo, pero su precisión y la cristalina pulsación, mostraron su comodidad en los compases de mayor exigencia. De hecho, el primer movimiento nos dejaría unos tempi desiguales ante un Franck que parecía buscar el punto exacto que favoreciera las condiciones de Rana y, poco a poco, fue asentando a la orquesta sobre una ligereza y frugalidad extraordinaria donde la solista exhibió un sonido etéreo, redondeado y con repleto calidez.

Sin problemas en la concertación, la formación francesa se dedicó a seguir a Rana, que parecía acariciar toda la extensión del piano con inverosímil facilidad. Ni los pasajes más virtuosos de la partitura pusieron en apuros a Beatrice. La italiana imprimió una exigente velocidad sin resentir el fino engarce con la orquesta francesa.

La segunda parte presentaba el "Preludio a la siesta de un fauno" y "La mer", de Claude Debussy: Consideramos todo un acierto la inclusión de estas obras que, al margen de suponer un guiño hacia la patria de la formación orquestal.

El sonido de la formación resulta excepcional. Las trompas ya habían dado muestras de su nivel desde la primera entrada del concierto de Chaikovski, pero a ellas se sumaron unas maderas notables con unos fraseos ajustados y bien resueltos, y una cuerda espléndida, con unos violines de sonoridad homogénea y compacta y unos violonchelos y contrabajos que aportaron una profundidad extraordinaria. Unidos a las dos arpas –brillantes y de sonoridad sugerente–, rubricaron una versión atractiva y estilizada del Preludio.

Mikko Frank lleva una década al frente de la orquesta y los resultados son incuestionables. El director finlandés posee un gesto claro y firme a través del cual es capaz de extraer lo mejor de la imponente formación francesa. Así se pudo apreciar en los tres movimientos que conforman "La mer", con una densa sección de metales que rindió a un nivel sobresaliente. No obstante, los músicos también rebosarían una notable capacidad expresiva a través de las dinámicas o las melodías de algunos solos –oboe y flauta– que mostraron la calidad individual de cada artista. Intérpretes de primer nivel y repertorio atractivo para una jornada redonda de piano.

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