Opinión
Bendiciones para la mozzarella naviega
Un nuevo logro empresarial en Asturias
Asistí a la puesta en marcha de la mozzarella naviega. En un mundo cibernético dominado por noticias que te suelen conducir, quieras o no, a la melancolía, que unos promotores te impriman esperanza en esta tierra nuestra, con la capacidad de transformar industrialmente productos ganaderos en nuevas marcas competitivas, es inmensa satisfacción. Cuánto hubiera gozado con Emilio Alarcos, sabio donde los haya, que bromeaba enfatizando pronunciación gabacha para llamar a Francisco Rodríguez, Monsieur Rení Picót d’Anleoo. Sabio… y de gran sentido del humor al que le hubiera interrogado sobre cómo incorporar en esa derivada, al itálico modo que decía Juan Boscán, de la mozarella. Qué gran satisfacción ha de sentir Rodríguez dejando en vida relevo en sus hijos, Juan, consejero delegado, y Rocío, presidenta.
Cómo no estar feliz y esperanzado contemplando que si son las cifras archielecuentes, más si cabe esas felicidad y esperanza que nos generan a quienes ya intuíamos que ILAS es empresa sólida e imparable en este rincón sur de Europa. Por cierto, ya que tantos mandamases de talento se reunieron en Anleo, imagino que ya se estará preparando la región para la nueva oleada invasiva de los nuevos bárbaros norteños ante las inmejorables condiciones de suelo y clima. Los nuevos inversores y turistas no han de cogernos desprevenidos.
Dicho lo anterior, mucho me han prestado algunos simples, o no tan simples, detalles entre varios más. El porte del Castillo marida cada vez más y mejor con la fábrica, conjunción de industria y protección patrimonio histórico. Me hubiera gustado charlar con Alarcos, decía, y también con Palmita Villa, oriunda de Anleo, a la que prologué uno de sus exhaustivos tomazos sobre el Archivo del Ayuntamiento de Oviedo, que impresionaron a Domínguez Ortiz y Tuñón de Lara. Noté, además, en sentido presencial, que particularmente estaban radiantes el arquitecto José Carlos Fernández del Rey, al que la rehabilitación debe tanto, y Santiago Menéndez de Luarca, descendiente de ese historicismo que con ILAS-Reny Picot se pone constantemente al día. Y como no pude llevar conmigo a mi mujer, también me prestó que la bendición corriese a cargo de don Juan José Blanco, que asume la parroquia de Cibuyo, oriundez de lo mejor de mi familia.
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