Opinión

Leyanis Valdés: arcilla a tempo cubano

La pianista, nieta del legendario Bebo y heredera de la tradición jazzística familiar, deleita a los alumnos de un taller de cerámica de González del Valle con una actuación durante las clases

En una ciudad piquiñina y galana como Vetusta, todos los peatones lo sabemos, merece la pena fijarse en los detalles que conforman el paisaje urbano. Fachadas de edificios, recortes de vegetación que sobreviven en medio del asfalto. Y, por qué no decirlo, también en ese comercio local (cada vez más escaso) que hace la diferencia entre unas urbes y otras. Cafeterías, tiendas, todo tipo de escaparates. Luego, quién sabe por qué, ocurre que en medio de todo surge un tramo de vía con un algo que lo hace especialmente encantador. En Oviedo sabemos mucho de eso, pasa en varias esquinas, pero uno muy singular es la calle González del Valle. Esa paralela entre Toreno y Gil de Jaz, peatonal, ajardinada, que le cubre las espaldas al Banco de España, favorita de pavos reales y enamorados adolescentes. No es la calle más comercial, pero casi todo lo que pasa en ella tiene un embrujo y, sobre todo, un tempo que la hace irrepetible.

Eso debió pensar Inés Caso, artesana y actual presidenta de la Agrupación de Ceramistas de Asturias, cuando dejó el medio rural, donde desarrollaba su producción artística, y decidió instalar en ese lugar su nueva aventura: Terra Serena, Cerámica Creativa. Un local conceptualmente abierto que navega entre galería expositiva, tienda y taller donde trabajar e impartir cursos de modelado de barro. El pasado jueves tuve el privilegio de acudir allí como espectador de uno de estos talleres. Uno que contaba, además, con un ingrediente muy especial: la presencia de la pianista cubana Leyanis Valdés, hija de Chucho y nieta de Bebo, heredera de la tradición jazzística familiar, en un ejercicio de maridaje y experiencia sensorial entre música y artesanía.

"Todos ponemos música de fondo para trabajar", apuntaba Caso instantes antes de que llegaran sus alumnos. Pero aquello, en el piso alto de su local, tan luminoso; en una mesa preparada, que parecía una merienda romántica; con los utensilios y el barro que habrían de usar sus alumnos minutos más tarde, ya se sabía que era otra cosa. La música en directo siempre ofrece una cara especial, mucho más si viene de la mano de una virtuosa del jazz latino. Tras breve introducción del acto a cargo de Inés, los participantes hundieron los dedos en la arcilla al tiempo que Layenis empezó a improvisar melodías dejando correr los suyos por el teclado. La música ahogó las conversaciones, como en una escena de película en la que la música es la encargada de transmitir las emociones. De vez en cuando, un susurro: "amasar comprimiendo, técnica del pellizcado". Algunos aplausos entre tema y tema. La propia Layenis asomándose a la mesa con una sonrisa. Quise adivinar cierta envidia sana, quizá también hubiese deseado manosear barro.

Acudía como invitada al taller Rafaela Pareja, ceramista y cineasta, Premio Nacional de Cerámica Creativa Contemporánea y directora del festival de cine cerámico CICEMA, que, modelando como una más, compartía consejos y experiencia, especialmente en esos momentos de los talleres en los que surgen las frustraciones. El barro se rebela a veces, se niega a obedecer a la imaginación, mucho más a la ambición. "El barro es terapéutico, ayuda a modelar la paciencia", explicaba Caso.

Las melodías de Layenis Valdés, en Oviedo con motivo de su participación en el Festival Internacional de Bueño esta tarde, fueron banda sonora de este coctel sensorial. Noventa minutos de magia a tempo cubano en un espacio singular, en una calle minúscula donde, a veces, pasan cosas extraordinarias.

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