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Opinión

Ángel, refugiado eoto del trafalgar de humos vallecanos

Recuerdos, leyendas y afectos atlánticos entre el Eo, Ribadeo y la memoria saharaui

Por el humo se sabe / donde está el fuego...

Vives, A., "Doña Francisquita"

Ángel, un amigo, tan, o más, propolisario que yo, me hace llegar, en este mi primer veraneo sin respirar luz eoaria, la noticia periodística del incendio, humo antes del fuego de la romanza zarzuelera, del último edificio ribadense. Temí se trataba de la Torre de los Moreno, esbelta y calidoscópica que cobijó a mi madre y a los suyos tras breve derechoso exilio en Portugal. Burge en traza de pirulí, que, por fortuna, sigue en pie, majestuoso. Fue, en bajuras, Banco Herrero, mostrándose coqueto referente vertical, visible en toda la ría que Ignacio Samper fotografió extraordinariamente. Se asemejaba a la punta surreal de primitivos colores tipo Joan Miró, dolosamente esfumados en la ovetense superesquina Suárez de la Riva/Principado. En legendarios e inolvidables paseos fluviales, por Eo y bordes, con los sabios Pérez de Castro, Gamallo Fierros("Varón de Porcillán", decía de sí) y Cortezón, el primero sostenía que el edificio ahora quemado había sido hecho, o rehecho, por pintoresco e irrepetible propietario que colocó el retrete en lo más alto, de manera, escalerilla exterior ad hoc, que su dueño se aliviaría inspirándose mientras divisaba la inmensa mar a la vez que la fachada, onírica nave marciana, renacía cromáticamente en mixturas rasgadas hasta alcanzar apropiada denominación de casa cagada.. Para André Breton la coloración escatológica suponía puro marco surrealista. Mucho quise también a los eotos Julián Guerra, los dos Pérez Prieto, tres Lombardero, familia Entrena, Concha Escalante/Ariza... Claudín veía, en la lámina de agua, gama tintada de espectro diverso que ya no sabré nunca si era mero espejismo de nostalgia de la intensa estancia habanera.

Si no hubo quizá retrete en almenas inaccesibles a apuro tripero, al menos cupo ofrecer refugio diurno a la noctámbula Santa Compaña, que, llegada la unánime noche, utilizaba oscuridades sin luna para cabalgar a Mirasol o al citado Porcillán de Dionisio y, en caso de permitir la marea remansada de la bravura cantábrica, se adentraría al lado astur contaminando incluso mis dominios pues tengo escriturado a Gonzalo Moure Trenor que hasta los linderos, ratean gasas madrugadoras, huellas probatorias de la apocalíptica Compaña transformada al paso trapisondista del Home Marín, almario de La Güestia, a la que saludaba, levantando almario del cementerio de la Autovía, el Ardilla, gregario de Capone, originario del Esquilo, supérstite de la matanza chicagüense de San Valentín.

Angelito tiene un ventrículo coronario en el Eo y otro en el Olavide madrileño; la explosión vallecana le afecta así en pleno corazón hasta lanzarme, bonachón que es, un flotador de oxígeno eoto para respirar asistiendo apenas al cumple de mi hija, a la que he pedido, que, si farfulla santo y seña próximo audiblemente a Ribadeo u Olavide/Trafalgar, le permita, familiar compensación de bonhomía, acercarse a la Estigia tal el poeta Cernuda sentía al límite del Paraíso, el Natural de don Pelayo de Asturias y el Sempiterno bíblico de Adán y Eva y toda la parentela de visionarios, defraudadores hiperrealistas, anteriores y posteriores. Permiso pernocta, pues, para viajar a toda vela hacia el Risón castropolino, y/o, del lado figuerense, a la Atalaya de San Román, que quiso imitar en inventio del siglo XIX a ventanales y arcos de medio punto de la Santa María del Naranco. A no olvidar jamás que estamos a medio camino de Oviedo a la Gran Inventio santiaguina.

Fraternidad pan saharaui y Eo unidos en estrechas idas y vueltas.

¡Viva Sahara Libre! ¡Free Palestine too! n

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