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Opinión

Aparcar el futuro: el error del parking del Campillín

El gobierno retrocede en el modelo de movilidad

La construcción de nuevos aparcamientos en el centro de Oviedo —entre ellos, el del Campillín— resulta a todas luces anacrónica en un momento en el que la prioridad debería ser avanzar hacia la movilidad del siglo XXI, basada en el transporte público, la bicicleta y los desplazamientos a pie. Solo así podremos reducir la densidad del tráfico, la contaminación atmosférica y, en verano, el efecto "isla de calor". El gobierno local, sin embargo, retrocede hacia el modelo de movilidad del pasado.

No se trata de un caso aislado. Esta medida se suma a la ampliación del aparcamiento de La Escandalera, ambos en pleno corazón de Oviedo, y en abierta contradicción con la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones, de acuerdo con la normativa y la cofinanciación de la Unión Europea. Todo ello, además, cuando ya existen más de ocho mil plazas de aparcamiento en el centro de la ciudad, con una ocupación media inferior al 50 % a lo largo del año. Lo mismo ocurre con los aparcamientos en superficie.

Un modelo anacrónico e insostenible, que se pretende imponer al margen de la opinión de los vecinos, por un gobierno empecinado en el error y enfrentado a tirios y troyanos. A ello se suman argumentos de escaso rigor, como la supuesta falta de plazas de aparcamiento o la necesidad de "revitalizar" el Antiguo.

Si realmente se tratase de dar respuesta a las necesidades de aparcamiento de los vecinos o de las parejas jóvenes, como asegura el equipo de gobierno local, y dado que existe una baja tasa de ocupación de los aparcamientos y que las nuevas generaciones han reducido significativamente el uso del automóvil, se debería priorizar la inclusión de la tarjeta de residente en el contrato de la ORA.

Esta medida contribuiría a reducir la contaminación en un barrio que cuenta con dos centros escolares y, al mismo tiempo, sería más rápida, económica y beneficiosa tanto para los vecinos como para las arcas municipales. Sobre todo, permitiría preservar el arbolado del parque del Campillín, destinando los recursos públicos a otras inversiones sociales más necesarias, como la mejora de las zonas de juego infantil y los equipamientos para mayores del barrio de Santo Domingo.

En definitiva, el nuevo aparcamiento del Campillín supone un empecinamiento en el error y un dechado de incoherencias en relación a los compromisos asumidos por el Ayuntamiento en relación con la Zona de Bajas Emisiones y el nuevo Plan de Movilidad Sostenible (PMUS). Todo ello en favor de un modelo de "parque temático" orientado al turismo y la hostelería, insostenible para el Antiguo.

Por el contrario, un modelo equilibrado de reactivación del Antiguo debe garantizar la compatibilidad entre el comercio de proximidad, la vivienda residencial y, sobre todo, la preservación del parque del Campillín como pulmón verde del barrio.

Por eso, emplazamos al equipo de gobierno a escuchar las alegaciones de los vecinos y a excluir estas actuaciones del debate del plan de movilidad, de modo que sea posible alcanzar —más allá de las propuestas programáticas del Partido Popular— un amplio consenso político que permita pactar un proyecto de futuro fundamental para Oviedo.

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