Así están cambiando los premios "Princesa de Asturias": guiños a la Generación Z y una creciente preocupación por las cuestiones de género y la paridad
El progresivo protagonismo de la Princesa Leonor en los galardones que llevan su nombre conduce a la Fundación a una evolución paulatina
La entrada de patronos mexicanos ha reforzado el peso latinoamericano de un programa que busca nuevas ubicaciones más allá de la Fábrica de La Vega

Así fue la ceremonia de los premios "Princesa de Asturias" 2024 en el teatro Campoamor / Luisma Murias. LNE
Faltan solo cinco años para que los premios "Princesa de Asturias" lleguen a su quincuagésima edición, y, en ese camino hacia el medio siglo, los galardones están experimentando algunos de sus mayores cambios. Vinculada a una institución como la monarquía española, la Fundación Princesa tiene ritmos geológicos, no hay giros bruscos de guión ni improvisaciones, pero sí una transformación progresiva y natural ligada a los tiempos y las personas. Porque los Premios, y ese es el nuevo paradigma, ya son desde hace diez años los de la "Princesa de Asturias". Leonor de Borbón, como mujer a punto de cumplir los 20 años (el 31 de octubre), es una representante de la Generación Z, y su creciente protagonismo en la gala de entrega no es más que la representación de esa transición.
El nuevo mundo de los premios "Princesa de Asturias" tiene en la cuestión de género uno de sus ejes más evidentes. Llevan el nombre de Leonor, los dirige Teresa Sanjurjo desde hace 16 años y también desde hace tres años su presidenta, por primera vez, es una mujer, la catedrática de Economía Ana I. Fernández. Pero donde más se aprecia el camino de la paridad es en la composición de los jurados. De los primeros años en los que no había ninguna mujer se pasó a un 10% en los años noventa y entre un 20% y 30% con los 2000. Hoy el porcentaje de mujeres en los jurados de las distintas categorías es del 43%, el más alto de la historia.
Puede que al gen Z que acompaña a la edad de la Princesa le resulte más difícil expresarse en otros ámbitos de los Premios, que no dejan de ser una ceremonia muy clásica, pero el espíritu de los nuevos tiempos sí parece estar cada vez más presente en las actividades que complementan la entrega de los galardones. La Semana de los Premios ha sido, de hecho, una actividad cada vez más visible, que ha llegado a convertirse en todo un complejo de ocio y cultural, esa especie de circo del conocimiento que se instala todos los años en la Fábrica de La Vega durante diez días. Es en esa parte de la programación donde los Premios han ido rejuveneciendo su discurso y ampliando su campo de colaboradores a todo tipo de credos y condiciones.

Carlos Casanueva (a la izquierda) con su nieta Mariana y Antonio Suárez con su hija Fernanda. / Irma Collín
A través de esa programación los premios "Princesa de Asturias" han incorporado los lenguajes del rock, el rap, el jazz, el graffiti, la performance, el mundo gamer, la inteligencia artificial o lo digital, en un círculo virtuoso que les hace girar en sincronía con el aquí y ahora gracias, también, a la nómina de premiados de cada año.
El mundo se mueve y los Premios también, pero en el plano local puede suponer un problema. Ese mismo espacio donde los galardones han encontrado su sede oficiosa y el "off Campoamor" –el escenario alternativo desde el que mostrarse a otros públicos– podría no estar disponible en los próximos años. La Fundación Princesa encontró en la Fábrica de La Vega el espacio idóneo para testar su capacidad de producción de espectáculos con ese componente distinguido e informal que dan los grandes espacios industriales en ruina, pero La Vega está en pleno proceso de transformación. Con un convenio aprobado entre el Ayuntamiento de Oviedo y el Principado, de un lado, y el Ministerio de Defensa, de otro, el futuro urbanístico del ámbito pasa por otras manos y, de momento, no incluyen a la Fundación Princesa.
Esta circunstancia, unida al desgaste que produce la repetición de la FPÁbrica (como se bautizaron las naves de La Vega reconvertidas en auditorios y salas de la Fundación) como centro principal de actividades, ha hecho que los "Princesa de Asturias" ya estén contemplando otros escenarios. Quizá el cambio no se produzca el próximo año, pero la programación de este 2025, con los actos cada vez más repartidos por toda Asturias, y con una actividad complementaria en el Pozu Sotón a la gran exposición de Graciela Iturbide en La Vega, ya da pistas de esta necesidad de encontrar un nuevo o varios nuevos centros de actividad para la Semana de los Premios como alternativa a La Vega.

El rapero Gazir, en una actividad de la Fundación en la Fábrica de Armas / .
Para la Fundación no debería de ser un problema. Los Premios, como repiten sus responsables cada vez que se les pregunta por estas circunstancias, son una actividad finita en el tiempo. Cada año tiene su afán pero la vocación es empezar y acabar sin dejar cuentas pendientes. Al revés, parte de la sociedad asturiana ve en esta programación de la Semana de los Premios y en otros programas complementarios como Toma la Palabra (el proyecto que vincula el trabajo de los premiados con actividades escolares) una actividad que la Fundación debería explorar y desarrollar al margen de los galardones, como en su tiempo sucedía con el área musical de la institución. Pero no parecen buenos tiempos para esa diversificación. En la actualidad, de hecho, la Fundación ya no desarrolla su escuela internacional de música. Cerrados el coro infantil y el juvenil, que fue la cantera del Coro de la Fundación, su formación titular mantiene un perfil muy bajo, con actuaciones en el concierto de Premios, el Mesías, algo con la OSPA en Semana Santa y poco más.
¿Qué otros cambios marcan el rumbo de los galardones para los próximos años? A muchos les ha llamado la atención la gran presencia de México en la edición de este año. No es sólo el Premio de las Artes para la fotógrafa Graciela Iturbide ni la conversación que tiene previsto mantener con el director Alejandro González Iñárritu en el Jovellano. Es también el galardón al Museo Nacional de Antropología de aquel país o el reconocimiento al sociólogo Douglas Massey, especializado en movimientos migratorios con trabajos en la frontera con Estados Unidos.
Los Premios siempre han tenido la vocación latinoamericana. Su refuerzo coincide con la entrada de nuevos patronos mexicanos como Eduardo Tricio Haro (Grupo Lala) en 2024, Carlos Casanueva (sociedad Inter) en 2017, que se suman al empresario Antonio Suárez o a Jerónimo Gerard (MRP). Por otra parte, reforzar los lazos con México a través de una institución que va de la mano de la Casa Real supone un respaldo a la figura del Rey como pacificador de las crisis que la revisión del colonialismo español al otro lado del océano haya podido causar en los últimos años y de las que están por venir.
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