El milagro cultural de la Fundación Princesa vuelve a transformar La Vega: "No se puede describir con palabras, hay que verlo"
La inauguración de la exposición de Graciela Iturbide y un concierto dedicado a México levantan el telón de la fábrica de armas con un millar de espectadores

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín
La fábrica de armas de Oviedo volvió este jueves a abrir sus puertas convertida en la Fábrica de la Fundación Princesa de Asturias y volvió a obrarse ese pequeño milagro cultural que desde 2018 provoca una fascinación colectiva entre el público que sólo aquellos que lo experimentan por primera vez pueden intentar describir. Jesús Moreno, nuevo Delegado de Defensa en el Principado de Asturias, era uno de ellos y confirmaba esa sensación ante la abrumadora puesta en escena de la Fundación por la que, como en el cuento de Cenicienta, las cosas (las grandes y viejas naves de La Vega en este caso) se transforman en maravilla: un maizal, una sala de exposiciones, un teatro, un karaoke de la Barcelona canalla de los noventa… “No se puede describir con palabras, hay que verlo”, admitía el coronel. “Con cariño, con imaginación, con un trabajo digno, le han devuelto la vida a este espacio para compartirlo con toda la ciudadanía”.

Apertura de FPAbrica: inauguración de la exposición de Graciela Iturbide / Irma Collín
Moreno, en visita particular guiada de la mano de la directora de la Fundación, Teresa Sanjurjo, admitía su sorpresa y su contento ante la capacidad del equipo de los Premios para imaginar esa transformación de los espacios justo después de contemplar algunos de los trabajos vinculados a los talleres que se están realizando con colaboración con distintos colectivos sociales y vinculados a los premiados de este año. Mientra tanto, casi un millar de personas se repartían entre la exposición “Graciela Iturbide: España y México”, que convierte la Nave de Cañones de La Vega en un luminoso espacio expositivo que recibe al visitante con un maizal compuesto por unas 9.000 plantas, y un concierto de inspiración mexicana en el auditorio principal de la primera nave-almacén que da la bienvenida al público.
El estreno de la actividad
La inauguración de la muestra dedicada a la Premio “Princesa de Asturias” de las Artes fue el estreno de la actividad de este año de la FPÁbrica (así la llama la Fundación), a las ocho de la tarde. Pedro Velasco, jefe de estudios y profesor de técnica fotográfica de la Escuela de Arte de Oviedo, y Gema García, profesora de fotografía del mismo centro, ejercieron como maestros de ceremonia y cicerones ante un público. No tuvieron que desgañitarse para que todo el mundo pudiera escucharles bajo los altísimos techos de sierra de la nave que diseñó Sánchez del Río. Y no tuvieron que forzar la voz porque al público se le facilitaron auriculares inalámbricos para poder seguir las explicaciones mientras recorrían con calma, devoción, y una cerveza cortesía de la casa en una coqueta barra acondicionada para la ocasión, las imágenes de Iturbide. Escuchaban que entre esas 173 fotografías se podía apreciar el trabajo de integración, antes que antropológico, de la premiada con las comunidades indígenas, como los Seri, «los que viven en la arena». Que su actitude al entrar por primera vez en la habitación de Frida Kahlo recuerda sin pretenderlo a Howard Carter adentrándose en la tumba de Tutankamon. Que su visión del puerto de Vigo, en Lanzarote, en la Semana Santa o el Rocío se mira y amplifica en la forma en que retrató en México la mixtura de rituales prehispánicos y liturgia católica como una superposición de máscaras...
Teresa Sanjurjo, fiel a su campaña contra las sillas vacías, agradeció la fidelidad del público con la reserva de entradas en la página web de la Fundación, celebró las posibilidades de la nave, unas de las más grandes de La Vega (la exposición no agota todo el espacio) y ensalzó esa entrada confeccionada con el maíz, el elemento que llegó de América, que identifica la relación México-Asturias y que proporciona “una entrada soprendente” al espectador.
El resto de la FPÁbrica todavía no estaba este jueves con actividades abiertas al público, pero si uno se empeñaba podía llegar a ver la nave dedicada a Byung Chul-Han, un espacio convertido en sucesión de jardines zen que invitan al recogimiento y a la reflexión contemplativa. También, en el mismo lugar en el que la Fundación levantó en su día el club kissa que homenajeaba los locales de jazz salidos del universo de Haruki Murakami, el Karoke Gran Sugrañés, un fantabuloso espacio que celebra el imaginario eduardomendoziano de la Barcelona canalla de los noventa.
Y así, con esa maravillosa fascinación que ofrece la transformación a través de la cultura, y antes de que dieran las doce de la noche, el público abandonó la fábrica de armas de La Vega y dio por inaugurada la semana en la que Oviedo y Asturias se encaramó al ombligo del mundo.
Suscríbete para seguir leyendo
