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Mary-Claire King, premio "Princesa" de Investigación Científica: "Es imposible hacer buena ciencia bajo un régimen totalitario"

La genetista estadounidense visita el Instituto Universitario de Oncología y mantiene un encuentro con profesores y estudiantes en la Facultad de Medicina

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Oviedo

Para la genetista estadounidense Mary-Claire King, premio “Princesa de Asturias” de Investigación Científica y Técnica, la jornada del jueves ha empezado en el Instituto Universitario de Oncología del Principado, con un desayuno con científicos y sanitarios. Hora y media después, a las once y media, llegó a la Facultad de Medicina, en el campus del Cristo, acompañada por el rector, Ignacio Villaverde, para mantener un encuentro con profesores y estudiantes universitarios, y no solo de Medicina, también de Biología, Química y Ciencias. Xosé Antón Suárez Puente, catedrático del departamento de Bioquímica y Biología Molecular, condujo la charla, empezó preguntando él y al cabo de un rato pasó el turno a los estudiantes.

El acto transcurrió en una atmósfera de rendida admiración hacia King. Profesores y alumnos la recibieron de pie y con aplausos, en un aula a rebosar; el Rector la presentó al auditorio en el mismo tono: “Es un auténtico honor, un privilegio tenerla aquí, por su altura científica, por su belleza como persona. Es un ejemplo de lo que debe ser un universitario”. King agradeció los halagos sin dejarse abrumar y mantuvo una actitud cercana a sus interlocutores durante la charla, de colega a colega.

Empezó contando que estudiar genética fue la mejor decisión que había tomado en su vida, pese a que, al principio, “no entendía ni una palabra, aunque estaban en inglés”. Contó que su mentor en la Universidad de Berkeley, Allan Wilson, reorientó su carrera de las Matemáticas a la Genética y habló sobre sus estudios sobre chimpancés. En sus análisis comparativos sobre la secuencia de proteínas en humanos y chimpancés, King demostró que ambas especies somos genéticamente idénticas en un 99 por ciento.

Marie-Claire King puso el acento en la importancia de la colaboración y las relaciones de amistad entre investigadores. Como bióloga, reconoció, ella tendía a trabajar muy individualmente, hasta que comprendió que es más eficaz “pensar entre todos”. “Tuve muy buena suerte en Berkeley con mi mentor, el suyo era un laboratorio muy activo intelectualmente”, explicó, “muy radical en las ideas y extremadamente crítico internamente”. King considera que la mejor manera de trabajar científicamente es esa: “Un grupo sostenido por relaciones de soporte y lealtad, que interactúa con otros grupos desde ahí, pero que internamente promueve la crítica”.

La genetista americana reconoció que es difícil encontrar el dinero para sostener proyectos de investigación ambiciosos y a largo plazo, pero animó a la comunidad científica asturiana a no desistir: “Es difícil encontrar financiación para grandes proyectos, pero se puede empezar por proyectos pequeños”. No eludió hablar de la crisis científica que afronta Estados Unidos. “Es importante que la gente de la ciencia se preocupe por cuál es su rol”, advirtió, y añadió que “bajo un régimen totalitario es imposible hacer buena ciencia, porque la ciencia requiere pensar libremente, ustedes los saben bien, aquí con la dictadura de Franco”. King tuvo palabras de reconocimiento para los científicos españoles que, pese a ese “periodo difícil” en la historia del país, hicieron grandes contribuciones a la ciencia y animó a los que ahora han tenido que salir a hacer carrera fuera a regresar. “Poca gente puede tener un gran impacto”, declaró.

Aunque ella descartó las matemáticas al inició de su carrera, esta mañana ha defendido su valor en el desarrollo de la ciencia. “Epistemológicamente es la materia más importante”, sostuvo, básicamente, explicó, porque “las matemáticas pueden resolver los problemas más difíciles, con ellas nada es imposible de resolver”.

King hizo un alegato en defensa de la investigación básica, admitió que es difícil hacer entender a la gente que los avances en investigación no se traduzcan inmediatamente en patentes que reviertan en la práctica clínica y expresó su respeto hacia la profesión médica. “Un buen médico es aquel capaz de comunicar con claridad con su paciente, una y otra vez”, dijo, y eso, admitió, no es fácil.

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