Opinión
La nave destartalada de los deseos vehementes
Reflexiones en torno a una muestra en la Fábrica de La Vega

Un taller en la Fábrica de La Vega de Oviedo. / Irma Collín
El afán de que la sociedad participe es encomiable. No siempre crea lo mejor para el espectador, pero puede tener su punto. En el almacén de La Vega este año la FPAbrica expone masivamente trabajos manuales tutelados por artistas. Lo manual está reivindicado por el filósofo Biung-Chul Han, premio de Comunicación y Humanidades: "Sin las manos no caben la humanidad ni la revolución". Le puedes dar una vuelta: "La revolución no cabe sin las manos ni la humanidad". La humanidad sale de las manos. La revolución añade los anhelos y por medio ellos llegamos al montaje de Toño Velasco, el que más me interesó de la nave destartalada del almacén de la Vega, pensado en torno al premio de Ciencias Sociales, Douglas Massey. El sociólogo estadounidense es especialista en migraciones, movimientos que no se hacen sin un deseo vehemente y están en el origen de la humanidad que sale de las manos.
Toño Velasco -el rayo que dibuja, la raya que no cesa- ha trazado los deseos que expresan emigrantes que están entre nosotros e inspirado en los altares votivos de los mexicanos que emigran a Estados Unidos los ha pegado en una pared laica y desconchada.
Como siempre quedo en blanco antes de soplar una vela me interesa mucho la vehemencia de gente que huye y desea. Seleccioné algunas de las aspiraciones de poseer o disfrutar de personas desconocidas. Cada punto seguido separa una persona y un deseo.
Un unicornio. Dinero. El dinero. Que la yaya se mejore. Ser una yutuber famosa. La plaza de maestra. Volar. Volar con la mente. Volar en avión. Volar en globo sobre un pueblo donde pasé los mejores veranos de mi vida. Ser astronauta. Equilibrio. Ser bailarina profesional. Un reloj digital. Que mi hija acabe pronto sus deberes. Paz interior. Un apto [sic] donde hayan [sic] muchos árboles, plazas donde tener espacio para mis mascotas. Ver a mis hijos crecer sanos y felices. Que hagan más libros y películas de Tintín. Sentirme empoderada. Que ningún niño pase hambre. Una tarde libre. Un hogar propio en el campo. Volver al Sahara ocupado por Marruecos. Acostarnos siempre con una sonrisa. Estabilidad laboral. Un gato blanco. Unificar a mi familia. Que el Real Oviedo no baje a Segunda. Que las personas sean buenas. Aprender español muy bien. Ser feliz. Un caballo. Quererse a uno mismo. Mejorar el cambio climático. Viajar más, conocer más partes del mundo. Una cura para la DCP [discinesia ciliar primaria]. Vivir tranquilo.
Ver una aurora boreal.
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