De la A a la Z: guía de una larga espera junto al Campoamor por los premios "Princesa de Asturias"
Duelo de vivas a los Reyes y a la República, cruces de gaitas y mucho móvil cazafamosos

Público y gaiteros en la plaza de la Escandalera. | LUISMA MURIAS

Lo que sigue es un diccionario para entender mejor lo que se cuece en el exterior del Campoamor.
Asturias: Banderas en los balcones, banderitas azules en las manos (mezcladas con las españolas), himno nacido para tararear, brisa fresquita de alma norteña, público expectante en los flancos que conducen al Campoamor a ver si pillan famosos.
Bocinazos. Bajo la impresionante fotografía de Graciela Iturbide que preside la fachada de CajAstur en la Escandalera (nunca más apropiado el nombre) se esfuerzan los republicanos por hacerse oír ante el empuje de las gaitas, más numerosas y potentes que unas bocinas y unos silbatos. Algún "viva la República" y algún "Borbones a los tiburones". O el clásico "España mañana será republicana". Mucha bandera palestina, alguna sostenida por globos.
Cariño: Frente a los gritos de repulsa, los aplausos que destilan devoción por la Familia Real. "Cada día están más altas estas niñas", dice Mariana Gómez, que ha venido con un pequeño taburete plegable para mejorar la visión.

Espectadores en los balcones con vistas al Campoamor. / LUISMA MURIAS
Desfile. Desde el hotel de la Reconquista hasta el teatro Campoamor se extiende una de las pasarelas más largas y con más caras conocidas del mundo mundial. El goteo es constante y empapa las calles de galas a paso rápido.
Expectación. Pasa por diversas fases. Al principio los ánimos están contenidos. Al ralentí. Las fuerzas del orden están relajadas (dentro de un ídem) controlando quién cruza el perímetro vallado (hay quien intenta atajar y no, señora, eso no se puede hacer). Un agente en primera fila solo mueve la cabeza de derecha a izquierda y centro, sin inmutarse. ¿Tú ves algo?, se oye por ahí. Cero.
Gaitas. Muchas gaitas. Varias bandas. Cada una a su aire. Resultado: un cruce de sones que se pisa a veces y pone los tímpanos en estado de alerta. "Hay tanta gaita para que no se escuche a los republicanos", barrunta un politólogo amateur.
Humor. Que no falte. Mucho tiempo esperando. Muchas tentativas de encontrar fisuras en las barreras humanas. Ahí, ahí, alerta una mujer a sus amigas para buscar un lugar mejor situado. Tú vas mátame, né, se queja una de ellas ante la carrera que le exigen. A ver qué ropa traen este año, comenta otra tras sentenciar que en la edición anterior los modelos de la Reina y las Princesas no le moló.
Indignación. Nunca llueve a gusto de todos. Claro. Y Balbino es un carbayón indignado por tanto despliegue policial, tanto alboroto a diestro y siniestro. Y, sobre todo, porque "he dado más rodeos que yo qué sé".

Manifestantes en la Escandalera con banderas republicanas. / Luisma Murias
Júbilo. El tiempo pasa y el momento más esperado empieza a estar cerca, muy cerca. Cerquísima. Ay, qué nervios, proclama una adolescente multitatuada que mueve su móvil como un sonajero. Para controlar los nervios, ¿no?
Luces. A lo lejos se empiezan a mover destellos azules que anuncian: motos y coches oficiales a velocidad mansa. ¡Ya vienen! ¿Son ellos o no son ellos? Qué nervios. ¡Ahí va la Reina!
Móviles. Alzados para intentar superar las barreras de cabezas. Las zonas más complicadas son las que tienen muchos niños encaramados a los hombres de sus padres. "No me des patadas, ho", se queja una madre ante el baile de San Vito de su hija. Ventaja: una visión multipantalla gracias a los aparatos del brazo en alto.
Nubes. Tienen mala pinta. ¿Aguantará sin llover? Por si acaso, la avilesina Rosa ha traído un paraguas plegable, nunca se sabe.
Oooooh. La caravana Real ya está a tiro de zoom. Clic, clic, clic.
Perro. Los equipos Tedax rastrean el lugar con un perro especializado en detectar explosivos que también tiene sus debilidades: cuando ve a un bulldog tumbado que lo mira con cierto desdén le suelta un ladrido de gran calibre.

Una pareja de un grupo folklórico enrollando dos banderas. / Luisma Murias
Quién es quién. El paseo de la fama es más divertido si se juega a reconocer caras. ¿Ese que da la mano a la gente es Feijoo? ¿No es la exministra Garmendia? ¿Pedro de Silva? ¿Feliciano López? ¿Ese no es Juan Ramón Lucas? Suéname mucho esa mujer de rojo...
Roces. Sin empujar, eh, protesta una mujer cuando la mueven contra una valla.
Selfies. Muchos, muchos, muuuuuchos. Sin descanso.
Tambores. Retumtumtumban. Qué entusiasmo.
Vítores... : ¡Vivan los Reyes! ¡Viva Leonor! ¿Y Sofía qué, eh? ¡Viva Sofía! Eso ya está mejor.
...Y lo contrario. "¡Illa independentista, fueraaaaaaa!"
Xana. Una perra diminuta que aguanta sin rechistar en tercera fila, tumbada en el suelo con cara de circunstancias. Vestida con un chaleco que lleva un pin con la bandera de Asturias. Se sobresalta cuando la radio de un policía empieza a crepitar. "A ver cómo termina la cosa", dicen al otro lado.
Zzzzzzz. La pequeña Leire no aguanta más. Demasiada espera para su edad. Ladea la cabeza y se queda frita en el coche de bebé. Sus padres no querrían irse sin una fotografía que deje constancia de su presencia allí pero la prioridad es otra ahora: hala, venga, p’a casa.
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