La afición del Sporting se ha convertido en el mejor patrimonio de la entidad. Una circunstancia que no supone una novedad ya que la Mareona siempre ha estado al lado de su equipo en los buenos momentos, pero también ha respondido en los más delicados cuando ni siquiera el conjunto gijonés le ha ofrecido ilusiones para contar con su respaldo. Los números de afluencia a El Molinón, con una media entorno a los 24.000 espectadores por encuentro como local, se suman los desplazamientos en el que las camisetas rojiblancos se han dejado notar en cualquier grada de los diversos campos de fútbol nacionales.

No importa la distancia que separe Gijón del estadio rival al que se midiese el equipo de Abelardo o el de Rubi, ya que siempre han dejado constancia de estar dispuestos a apoyar a los suyos. Y lo hicieron en condiciones extremadamente cuesta arriba como cuando decidieron acompañar al equipo a Ipurúa, donde el Sporting tenía serias opciones de firmar su descenso a Segunda División. Como no, la afición respondió y no dejó sólo al equipo en una noche tan complicada como la del pasado 14 de mayo. Las lágrimas inundaron a una afición dolorida por ver a su equipo caer a la categoría de plata. La desilusión se instaló en las gradas eibarresas, pero sin realizar ningún reproche a los futbolistas pese al fracaso que supuso la temporada.

También meritorio fue el desplazamiento a San Sebastián, donde el partido se disputó de lunes a las nueve de la noche. Allí, el Sporting, tampoco estuvo sólo al estar arropado por más de 300 valientes que desafiaron a la lluvia y al frío y, principalmente, a las pocas esperanzas que sostenían al equipo de Rubi en aquellos instantes de lograr la permanencia. Como éstas, se pueden contabilizar numerosas anécdotas para resaltar la fidelidad pese al sufrimiento de una afición entregada en todo momento al equipo, no así a la directiva y a su gestión, siempre puesta en tela de juicio, tanto en casa como lejos de El Molinón.

Los seguidores del Sporting se han convertido por méritos propios en el alma de la entidad, en los buenos y en los malos momentos, siempre contagiando a los futbolistas en el afán de ldefender el escudo. Son numerosas las muestras de apego que han tenido los jugadores durante esta temporada, tantas como la campaña pasada.

El descenso del equipo a Segunda División removió las redes sociales con mensajes de ánimo de exfutbolistas rojiblancos, como Luis Hernández, Bernardo, Sanabria o Halilovic que llevan consigo un trozo del cariño que han recibido por parte de la afición sportinguista. En ese aspecto, resaltaron los mensajes de hombres de la casa y que no han podido continuar en el equipo como son Juan Muñiz, Álex Menéndez o Jony, sin olvidar a exfutbolistas que dejaron su sello en campañas anteriores como Hugo Perico Pérez, Gregory Arnolin, Pier Luigi Cherubino o Roberto Fernández (actual guardameta del Lugo y que vivió uno de los ascensos a Primera). Todos ellos recibieron la respuesta por parte de miles de aficionados, agradecidos por el recordatorio a unos colores que suponen un fuerte sentimiento imposible de describir con un puñado de palabras.

En la actual plantilla son varios los mensajes de agradecimiento que han desprendido los jugadores que son conocedores de que abandonarán la disciplina rojiblanco tras finalizar su vinculación. Xavi Torres fue uno de los que se pronunció en este sentido, así como Burgui, que dejó unas líneas llamativas para escenificar su agradecimiento a los aficionados por el trato recibido. “Desde el minuto uno me di cuenta de la grandeza de este club”, relató el jugador que no dudo en mostrar su agradecimiento al exponer las siguientes palabras: “Gracias por haberme dado la oportunidad de vivir la experiencia más bonita e importante en mi carrera deportiva, me lo habéis dado todo y eso nunca lo olvidaré, llevaré con orgullo el nombre y el trato recibido por el Sporting”. Para finalizar, el extremeño nacido en Burguillos del Cerro expuso que “no nací aquí, y tan sólo he estado un año, pero soy y seré sportinguista de por vida”. Una muestra que quiso dejar patente al besarse el escudo al marcar el gol que supuso el triunfo ante el Eibar.

Son muestras evidentes que dejan constancia de que la afición del Sporting se merece algo más que estar en la Segunda División porque está considerada como una de las aficiones más fieles y respetables del país gracias a su empuje incesante en el mejor beneficio de su equipo. No importa que los resultados hayan sido mejores o peores, que se jueguenen Primera, en Segunda o en Segunda División B: la afición siempre responde y se han convertido en el gran patrimonio del club. Es la que nunca falla.