Después del centro de trabajo, el colegio de los hijos suele ser la institución que más condiciona la vida cotidiana de las familias. El progreso académico y personal de nuestros hijos depende en buena medida de su integración en la escuela. Será, además, su primer entorno de socialización y el principal generador de valores, después de sus progenitores. En esta época, muchos padres primerizos se enfrentan a una decisión más importante de lo que puede parecer. Y es muy fácil equivocarse, por eso deben evitar caer en errores típicos, como decidirse en poco tiempo, condicionar su elección a determinados aspectos o no consultar con amigos o familiares que ya han pasado previamente por ello. Para todos aquellos que deben optar por un centro educativo para sus hijos van estos consejos:

1. No tomar la decisión “a la ligera”. La relación de los padres con un colegio puede llegar a durar hasta 15 años o más. Hay aspectos que pueden agradar puntualmente (personalidad del director, simpatía del profesorado, determinadas actividades extraescolares, etcétera), pero otros van a condicionar el día a día (distancia del domicilio, coste económico, sistema pedagógico). Tomar una decisión precipitada puede provocar muchos disgustos, por lo que conviene dedicar tiempo suficiente a pensar y a valorar pros y contras, para no dejarse llevar por impresiones fugaces.

2. Pedir consejo. Muchos padres han pasado por la misma situación y tienen experiencias que merece la pena escuchar. Se debe a escuchar un número suficientemente amplio de opiniones para poder confirmar ideas sobre cada centro escolar. Además de la opinión de los padres (especialmente de la AMPA), resulta conveniente contar con la valoración de la dirección del centro y, a ser posible, de profesores y personal del colegio.

3. No valorar en exceso un solo aspecto de la educación. Que un colegio sea privado, amplio, barato, bilingüe, religioso, deportista o excelente desde el punto de vista académico son sólo elementos que, por separado, no deben determinar una decisión tan importante como ésta. La educación es un todo. Tener los mejores rankings de selectividad es un indicativo positivo, pero quizá no compensen otras carencias educativas (la tasa de fracaso escolar, por ejemplo).

4. Tener en cuenta las relaciones sociales. De la misma forma que los padres no deben llevar a los hijos a un colegio sólo pensando en quienes acuden allí, tampoco pueden desentenderse de ese hecho, sobre todo en las primeras etapas. El colegio es también el lugar donde los hijos aprenden a socializar y donde desarrollan un concepto de su entorno, y también reciben la influencia de los valores predominantes en dicho entorno. Nadie mejor que los padres para colocar a sus hijos en un ambiente lo suficientemente diverso para desarrollar valores de convivencia y lo suficientemente familiar para que el niño no se encuentre desubicado. La mejor opción es, sin duda, visualizar a vuestro hijo de adulto: qué clase de persona queréis que sea, cuáles son los valores primordiales para vosotros como familia. El período escolar no es solamente el presente, es el camino que vuestro hijo va a recorrer para convertirse en adulto.

5. No olvidarse de la orientación psicopedagógica y la atención personalizada. Muchas dificultades de aprendizaje son tan comunes como resolubles, pero los padres no suelen preocuparse por ellas hasta que aparecen. ¿Cómo se atienden en este centro las dificultades en el aprendizaje? Es una pregunta importante. A veces basta con un mero control psicopedagógico en el colegio, aunque es mejor una atención personalizada y continuada.

6. La regla de oro. “Piensa en las condiciones de tu hijo antes que en las condiciones del colegio”. Con esta premisa, se acierta con el colegio, seguro.