Angélica María Vázquez Flores siempre ha tenido interés en el mundo del derecho. De pequeña, bajo la influencia de las películas de abogados, soñaba con llegar a ser alguien capaz de desafiar al sistema para hacer un mundo mucho más justo. Ser toda una heroína defensora de la ley. "Teniendo en cuenta que el derecho regula absolutamente todas las actividades humanas, cuanto mejor lo conozcas, las posibilidades de tomar una decisión libre y acertada se incrementan. De hecho, considero que toda la ciudadanía debería tener unas nociones básicas de derecho", indica.

Por motivos personales no estudió la carrera cuando "tocaba", sino que retomó los estudios cuando alcanzó estabilidad laboral y personal. Compaginó el trabajo con los estudios, con intención inicial de poder aplicar los conocimientos adquiridos en el trabajo que estaba desempeñando y crecer profesionalmente. En el último curso optó por la vertiginosa decisión de dejar su trabajo y reorientar su vida profesional y conseguir un trabajo vocacional. "Pensaba que sería una carrera mucho más sencilla", explica. El premio es una amalgama de emociones. "No sabría explicarlo. Quería gritarlo a todos mis familiares y amistades y especialmente a mi marido que tanto me ha apoyado y entendido renunciando a tener una vida de pareja típica", recalca. "Pensaba que era muy difícil alcanzar este reconocimiento, con matrículas parciales. Aunque siempre fantaseaba con la posibilidad de lograrlo. Cuando veía en el periódico las fotografías de los compañeros que recibían este premio, pensaba en lo orgullosos que estarían sus familiares y me emociono pensando en seres queridos que ya no están para ver que hoy soy yo quien sale en esa foto". Su plan de futuro inmediato es realizar el Máster en Abogacía para a continuación preparar y superar con éxito la prueba de acceso que le permita ejercer lo antes posible la profesión. Quiere convertirse en una gran abogada.