Hablar de fisioterapia es sinónimo de recuperación, aunque existen diversos factores que también repercuten directamente en la mejora de nuestros síntomas. Se podría visualizar como un puzle formado por diferentes piezas, que bien colocadas permiten alcanzar un equilibrio que sostenga el éxito terapéutico. El paciente, protagonista de este proceso, deberá procurarse un cambio adecuado en sus hábitos diarios.

De la mano de la fisioterapia podemos hablar de la nutrición como elemento clave, fundamental en la modulación de la respuesta inflamatoria que se provoca en el organismo ante una lesión aguda.

Es determinante incidir en la importancia de un equilibrio en el balance energético y en el consumo de algunos micronutrientes como los antioxidantes y antiinflamatorios, que ayudaran a un refortalecimiento del sistema inmune y una consiguiente recuperación. Alejarse de una alimentación tóxica tratando de evitar alimentos pro-inflamatorios como ácidos grasos saturados, proteínas de origen animal, azúcares simples o lácteos, reducirá el efecto acidificante propio del proceso del dolor.

El exceso de azúcar, enemigo público de la salud, puede provocar daño en los tejidos, ya que es inductor de la obesidad y la inflamación.

Por tanto, además de un tratamiento fisioterapéutico adecuado, deberemos tener en cuenta unas medidas dietéticas convenientes como el consumo de vegetales, frutas, hortalizas y especias como la cúrcuma entre otros alimentos.

Otro de los factores que influyen en el correcto funcionamiento del organismo es el estrés, proceso natural y a veces necesario. En esta sociedad agitada en la que vivimos el estrés se ha convertido en un problema de salud público. El estilo de vida de hoy en día se caracteriza por un estrés constante, pudiendo catalogarse en muchos casos como crónico. Este estrés, acompañado además por una falta de descanso, forma la combinación perfecta para desencadenar ansiedad, depresión, trastornos del sueño, de la memoria, problemas de concentración, estomacales y musculares. Combatirlo a través del descanso es punto clave para tu salud.

La automedicación y el uso indiscriminado de fármacos para tratar los síntomas de una lesión pueden dificultar la recuperación de los tejidos dañados. Además de enmascarar los síntomas, puede retrasar la reparación de los tejidos óseos o tendinosos tras una patología musculoesquelética. Es muy importante entender la inflamación como un proceso natural de recuperación y no como una respuesta patológica que debemos bloquear. Esa misma inflamación jugará un papel de vital importancia en la cicatrización y reparación de una lesión.

La fisioterapia es movimiento y el movimiento es vida. Son muchos los estudios que avalan que realizar ejercicio moderado o terapéutico regularmente tiene enormes beneficios para el organismo. Tan importante como hacer ejercicio es hacerlo de manera correcta, especialmente si hablamos de personas que tienen o han tenido algún problema de salud.

Es por ello que, además de tener en consideración esta integración multifactorial de la lesión, es fundamental ponerse en las manos adecuadas de un fisioterapeuta. Un profesional que, además de tratar, sea capaz de ofrecer un planteamiento global del problema.