Sara González Amor, de 22, recibió ayer el premio Santa Catalina por ser el mejor expediente en el Grado de Fisioterapia, concedido por el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Asturias. La ovetense dice sentirse orgullosa porque "me costó mucho esfuerzo y se agradece que te reconozcan el mérito". Y no es para menos. Su expediente universitario es impecable, una nota media de 9,17.

Su vocación por la Fisioterapia no es heredada ni mucho menos, pero sí está ligada a la forma en que sus padres le inculcaron unos hábitos de vida saludables. Y es que pensó en dedicarse profesionalmente a esto a raíz de ser deportista de varias disciplinas. Primero, en gimnasia rítmica. Más tarde, en fútbol sala, deporte que entrenó durante más tiempo; y luego natación y tenis de mesa. Es decir, González Amor tocó varios palos en este mundo en aras de mantener un estado físico en las mejores condiciones posibles. Sin embargo, tuvo que dejar la práctica deportiva porque le costaba compatibilizarlo con sus estudios.

Su paso por varias disciplinas deportivas hizo que la ovetense conociera de primera mano la rehabilitación y la fisioterapia terapéutica, a raíz de las lesiones que padeció. Pero no es precisamente esa especialidad donde se quiere centrar de cara al futuro. "El campo que más me llama es la Fisioterapia Neurológica, es decir, tratar a pacientes que han sufrido un ictus o accidentes cerebrovasculares", reconoce. Por este motivo, tiene pensado en un futuro trasladar su lugar de residencia a Madrid para cursar un máster universitario relacionado con esta especialidad.

Estudiar Fisioterapia y no otra rama de las Ciencias de la Salud fue una cuestión que González Amor tuvo bien claro desde el principio. "Me decidí por Fisioterapia porque otras carreras como Medicina las veía con demasiado esfuerzo para poca recompensa", argumenta. Y es que a ella le gusta más el trato cercano con el paciente. "Siendo fisioterapeuta tienes más contacto directo con la gente que si eres médico", añade. Respecto a la elección de la carrera, confiesa que sus padres nunca le impusieron ni aconsejaron dedicarse a una u otra cosa. "Me dieron total libertad para estudiar lo que quisiera", incide.

González Amor compagina ahora trabajo y estudios. Por un lado, es fisioterapeuta en una residencia de ancianos de Viella (Siero) y a la par está preparando oposiciones del SESPA, aunque no alberga esperanzas de obtener plaza, por ahora. "Me presento porque hace muchos años que no salen plazas de fisioterapia. Voy a probar con las oposiciones para saber cómo son y así reciclar conocimientos de la carrera que tenía olvidados. Sin embargo, no creo que consiga mucho porque hay una parte que es de concurso donde valoran los años trabajados en el SESPA y yo, obviamente, no tengo ningún punto en eso", explica.

La cuestión es no parar de estudiar y trabajar para lograr algún día su sueño: abrir su propia clínica privada de fisioterapia. Este proyecto empresarial queda en barbecho "hasta que consiga un dinero" para poder invertir en el negocio. Por ahora, sus objetivos están centrados en las oposiciones del SESPA y en seguir formándose en la rama de la Fisioterapia Neurológica para especializarse al máximo en un campo que le apasiona.