Ante todo, orden. Egea plasma en el campo, de momento y con la debida precaución de toda pretemporada, lo que pregona en la sala de prensa. El Oviedo quiere crecer de atrás adelante, con un equipo bien plantado que defienda de forma intensa y sea capaz de aprovechar alguna opción de sus delanteros. Ayer, sin excesiva brillantez pero con un control absoluto del choque, el Oviedo se impuso a un combativo Lealtad gracias a los tantos de Borja Valle y Linares en la segunda mitad.

Egea inició el partido con un equipo parecido al teórico once titular que tiene en estos momentos, con la inclusión de Allyson en la banda izquierda como principal novedad. Para el Lealtad, el partido era una fiesta pero con un asterisco. El 1-9 que le había infligido el Sporting hizo que los de Rozada jugaran de una forma menos alegre. Así que el balón fue del Oviedo desde el primer momento, con los de Villaviciosa esperando alguna opción a la contra.

Si el Oviedo va a apostar por la pelota esta temporada (lo lógico es que, como ocurriera la última, haya diferentes registros para cada partido) el rol de Borja Gómez se antoja decisivo. El central deja en un segunda plano de vez en cuando su labor de defensor para convertirse en el primer constructor de juego. Él ilumina la primera vía de salida de balón. En la mayoría de ocasiones la pelota suele pasar por Erice que también parece adaptar ligeramente su papel de la pasada campaña. Antes, Erice era el hombre atento a los pequeños detalles (rechaces, segundas jugadas, ordenar al equipo?). Ahora, con Vila en las labores de intendencia, el navarro puede lucir su lado más imaginativo. Ayer, sin excesiva presión de la medular rival, se encargó de filtrar balones a las alas. Susaeta y Allyson agradecieron el detalle.

A los 12 minutos, el Oviedo combinó de forma rápida y precisa. Susaeta fijó a su par y cedió con precisión a Valle, ayer media punta. El berciano no se cegó con la portería y vio con el rabillo del ojo a Cervero, solo en el área. El nueve remató con el interior pero apareció Porrón, reflejos felinos, para despejar a saque de esquina. Lo intentó el Oviedo un par de veces más a balón parado. Erice chutó flojo al centro y Cervero lanzó arriba un balón franco cuando el gol era el desenlace más sencillo. Cuestión de precisión, marca de cualquier pretemporada. Probó de nuevo el capitán a los 24 minutos con un control y remate de zurda a bote pronto pero respondió de nuevo Porrón.