El de ayer era un partido de pretemporada, pero ninguno de los dos contendientes quiso desarmar el equipo en la continuación. Los asturianos hicieron cuatro y los madrileños dos, al que se unió al poco de comenzar la segunda parte la entrada de Quini por Tito, lesionado.

No quiso tocar Egea ni el doble pivote ni la pareja de centrales. También es cierto que las lesiones de Generelo y Verdés dejan al técnico argentino con menos recambios. Una oportunidad para consolidar dos zonas del campo que dan al equipo la solidez que busca Egea. A Hervías le cambio de banda, a la derecha, y colocó a Susaeta de mediapunta, en lugar de Héctor Font. Por la izquierda se situó Borja Valle.

Comenzó achuchando el Rayo, que no quería salir derrotado ante su afición y en su trofeo. De hecho, algunos aficionados comenzaron a protestar los fallos de sus jugadores, ansiosos porque llegara al menos el tanto del empate ante un equipo que juega una categoría por debajo.

El dominio del Rayo duró toda la segunda parte, pero el Oviedo no se descompuso ni cuando Egea fue introduciendo, poco a poco, los cambios. Llegaron algunas ocasiones claras para el Rayo, pero también, en el minuto 76, Cervero estrelló un balón en el larguero en lo que podía haber sido el segundo tanto de los azules en una buena contra.

Sólo cuando ya se agotaba el encuentro, un gran disparo de Manucho puso el empate en el marcador. Un tanto muy celebrado por la grada vallecana.

Un empate que hizo justicia a lo visto sobre el terreno de juego. En la primera parte fue mejor el Oviedo y en la segunda dominó el Rayo. Los azules mantienen las excelentes sensaciones que están mostrando durante esta pretemporada. Y encima se llevaron el trofeo en los penaltis gracias a dos grandes paradas de Esteban.