Un mes y medio después de su última visita-con motivo del ascenso a Segunda División-el Oviedo volvió ayer de nuevo a Covadonga para cumplir con su tradicional visita a la Santina, una cita anual al comienzo de una temporada que será especial por el regreso del equipo al fútbol profesional después de 12 años.

La expedición azul, que llegó pasadas las 14,15 horas a Covadonga, bajo una fina lluvia y ante la presencia de una gran afluencia de visitantes al Real Sitio, no tuvo representación del consejo de administración y estuvo encabezada por el entrenador, Sergio Egea, acompañado por todo su cuerpo técnico y auxiliares, el delegado, Santiago Menéndez y la jefa de prensa, Laura González Manjoya.

A las 14,30 horas tuvo lugar la misa en la santa cueva, en un acto que fue oficiado por el capellán del club, Santiago Heras

La Santina, patrona de todos los asturianos, lució para la ocasión su manto azul, en homenaje a los oviedistas, y presidió una homilía en la que Santiago Heras comenzó dando la bienvenida a los nuevos jugadores de la plantilla. "Con esta visita cumplimos una tradición que varios equipos asturianos realizan una vez al año. Le presentamos nuestra ofrenda y le pedimos a la Santina que nos siga acompañando. Hace menos de dos meses estuvimos aquí para darle las gracias por el apoyo decisivo en el ascenso que logró nuestro equipo".

Santiago Heras destacó que "le volvemos a pedir su ayuda para conseguir una temporada llena de éxitos y poder llegar al final de la competición en el lugar que nos corresponde. Por eso es importante que nos siga acompañando en una temporada que será muy larga y nos guíe por el buen camino. La unión hace la fuerza y con humildad y sencillez se pueden lograr los objetivos de cada uno, Que nos ayude a esforzarnos cada día por el bien común y del equipo". El capellán pidió a la Santina la "bendición para toda la familia azul, especialmente para la afición, sin la que este club no sería lo mismo".

A los jugadores a los que indicó que eran "una referencia para mayores y niños", les pidió que escuchasen los consejos de la Santina y que los pusiesen en práctica "para fomentar la amistad en el vestuario y encontrar la felicidad".

Después de la misa, Cervero, uno de los cuatro capitanes de la plantilla fue el encargado de depositar un ramo de flores ante la Santina.