Hubo un tiempo en el que las caídas azules iban seguidas de un resurgir instantáneo. Pero estaban limitadas al aspecto social del club. El Oviedo recibió durante una década ataques desde diversos lugares que eran superados con la respuesta de la afición. A cada golpe, el club se levantaba con más fuerza. Pero en lo deportivo la teoría no tenía la misma aplicación. Hasta que Carso se hizo con el club y puso a Egea a dirigir el proyecto deportivo. Si algo ha caracterizado al Oviedo de Egea es su capacidad para levantarse tras un golpe, su facilidad para responder. En las dos últimas temporadas los azules no han perdido dos partidos seguidos. La idea es que ante el Bilbao Athletic se repita la rutina.

La derrota en Ponferrada es la décima del entrenador argentino en Liga con el Oviedo. A la espera de lo que ocurra mañana ante el filial rojiblanco, la línea seguida hasta la fecha invita al optimismo. A las anteriores nueve derrotas les siguieron seis victorias y tres empates. La conclusión es clara: el Oviedo de Egea no pierde dos partidos seguidos.

La primera derrota de los azules en la Liga la temporada pasada llegó en Valladolid ante el filial pucelano. El 4-3 final reveló que Egea aún debía ajustar algunas cosas en defensa. Y la mejora se pudo ver a la semana siguiente, con la victoria por 1-0 ante el Logroñés, líder por entonces. Pero la zaga tuvo una recaída una semana después: derrota 4-1 en Ferrol. La reacción entonces fue aún más enérgica, con una victoria por 5-1 ante el Celta B.

En la 12.ª jornada, el Oviedo cayó (2-1) en Langreo, en una de esas actuaciones que duelen al aficionado. Se reaccionó con firmeza. Los carbayones vencieron una semana después al Murcia (4-1), que llegaba como primer clasificado. El primer partido perdido en el Tartiere tuvo lugar en la 15ª jornada, con un 0-1 que se llevó el Zamora. La siguiente jornada se remedió fuera de casa: 0-2 al Tropezón en Torrelavega.

No hubo más derrotas azules hasta la 35.ª jornada. Llegó en una sorprendente tarde en la que el Tropezón, último clasificado, se llevaba los tres puntos del Tartiere (1-2) y chafaba las opciones matemáticas de que el Oviedo cerrara la primera plaza. Sí se logró la semana siguiente en Santiago, con un gol en la recta final de Cervero que ponía el 1-1 y certificaba el campeonato.

En la última jornada liguera, sin nada en juego, los de Egea perdían 3-2 en Coruxo. La trascendencia se situaba en el doble enfrentamiento ante el Cádiz, que decidiría qué equipo ascendía a Segunda. 1-1 en el partido de ida en el Tartiere. La última derrota de la pasada campaña fue en Tarragona (2-1 ante el Nástic), remediada días después con el 3-0 que proclamaba al Oviedo "campeón de campeones".

Ya en Segunda, el equipo ha seguido esta campaña la misma tónica. A las dos primeras derrotas cosechadas (2-0 ante el Alavés y 1-2 frente al Girona) les siguieron buenas reacciones. Al partido de Vitoria le sucedió una victoria holgada (3-1) contra el Albacete y tras el segundo tropezón se vio una mejora con el empate a un tanto de Elche. El 4-2 de El Toralín pone de nuevo a prueba la capacidad de recuperación de los azules.

Los buenos augurios azules se unen a la mala dinámica del Bilbao Athletic como visitante. Los cachorros son penúltimos, con ocho puntos sumados, igualados con el colista Almería. El gran problema del filial se sitúa lejos de San Mamés donde aún no han puntuado en lo que va de Liga.

El Bilbao Athletic suma cinco derrotas a domicilio: 2-1 ante el Elche, 1-0 contra el Valladolid, 1-0 frente a la Ponferradina, 1-0 en Córdoba y 2-1 contra el Nástic. El "Cuco" Ziganda defiende que la imagen mostrada por sus pupilos ha sido mejor fuera de casa que ante su gente, a pesar de los resultados, pero la necesidad de sumar como visitante empieza a ser acuciante para el filial bilbaíno.