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Dos novedades ganadoras

Ante el Nàstic, el Oviedo fue más valiente y agresivo en la presión y supo gestionar con acierto la posesión de la pelota - Los jugadores azules ensalzan la labor de los delanteros como los primeros protagonistas de un eficiente trabajo defensivo

Hay un mérito que es incuestionable en el caso de Egea: su capacidad para ir encontrando soluciones en el camino. No es el argentino un entrenador de ideas inamovibles, siempre permanece atento a posibles cambios. Su equipo es adaptable. Para sus críticos más feroces, radica en el fondo una falta de identidad en su propuesta, una idea de constante improvisación. Esa valoración queda superada por los resultados. Desde su llegada al banquillo carbayón, Egea ha sabido retocar su equipo en el momento preciso. El Oviedo camaleónico vivió su enésima evolución en el partido ante el Nástic, con una presión más intensa y calma a la hora de gestionar la pelota. Dos pinceladas capaces de darle una nueva perspectiva al cuadro.

No es Egea un amante de las revoluciones, de los cambios drásticos y soluciones de emergencia. Siempre trata que las cosas evolucionen de forma natural. Por eso, tras la peor racha de la temporada (un punto sobre nueve posibles), el técnico apenas alteró el discurso. Entendía que el Oviedo había estado más cerca de la victoria de lo que decían los resultados e incluso se atrevió a hablar de cifras. Para él, el equipo había merecido siete puntos en los tres partidos analizados. Por eso creyó que la mejora pasaba por un par de arreglos.

Ante el Nàstic, llegaron los matices. En primer lugar, la presión se hizo más arriba, una medida que parecía necesaria para el 4-4-2. El éxito de esta propuesta depende en gran parte del esfuerzo de los delanteros, atacantes con el mono de trabajo. "El trabajo defensivo depende de todos", analiza Borja Gómez, que pudo sentirlo desde la retaguardia el domingo; "Si empezamos apretando desde arriba es más sencillo. Como ante el Nástic; trabajamos como bloque, mucho más arriba que en otros partidos". Koné, uno de los implicados lo confirma: "Salimos a apretar desde el primer minuto de la segunda parte, aunque fuéramos ganando. Ellos fueron a empatar pero les apretamos".

Una delantera agresiva hace que el equipo por inercia se eche hacia adelante. La segunda línea, la de los centrocampistas, también acompañó. "La gente de arriba estuvo muy bien en la presión, fue difícil de superar y cortó con faltas cuando fue necesario. Así, el equipo descansa atrás más tranquilo", señala Erice, uno de los que mejoró de una forma más notable su contribución. "Crecemos y cogemos mecanismos que no teníamos", añade.

Queda fijado el primer rasgo en la mejora del Oviedo: una presión más adelantada y agresiva. Sentirse cómodo en defensa pasaba por alejarse de la meta de Esteban, aunque la tendencia de los equipos que quieran defender la renta sea la de echarse unos metros atrás. Pero hay más. Los pupilos de Egea también añadieron otro factor, la posesión de pelota como arma tranquilizadora.

"Estuvimos más sueltos en ataque. Gozamos de más posesión y llegamos con más gente al área contraria, con más sensación de peligro", sostiene Erice, "Nos tranquilizamos con la pelota, con jugadas de más calidad. No todo son pases verticales, no debemos precipitarnos. El equipo descansa en esos momento de posesión", expresa Borja Gómez. "Hay que hacer correr a los contrarios para no sufrir. Supimos gestionarlo", interviene Erice. Koné apuntilla: "Quisimos el balón, no la jugamos tanto en largo. Hay que intentar tener la pelota".

El discurso que sale del vestuario no tiene fisuras. Han sido unas semanas algo más complicadas de lo habitual, al menos desde el punto de vista de los resultados, pero ahora las cosas están claras. El Oviedo debe ser valiente a la hora de defender, hacer que las cosas sucedan lejos de la meta de Esteban, y gestionar con precisión la pelota.

El 2-0 al Nàstic marca la senda antes de dos pruebas de entidad lejos del Tartiere: Huesca y Córdoba. La victoria ha reforzado la moral del grupo, que mira las citas con valentía. "Debemos afrontar todos los partidos igual, en casa o fuera. Concentrados, presionando arriba, juntos y con trabajo de todas las líneas. Desde la solidez atrás, y con este ataque, es más fácil que lleguen las victorias", proclama Borja Gómez.

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