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Un partido, dos lecturas

Egea se fue satisfecho del dominio del Oviedo y tachó los goles de "acciones aisladas" - Oltra, técnico del Córdoba, ofreció otra visión: su equipo nunca sufrió ante el acoso del rival

Borja Gómez presiona a Xisco en el partido del domingo. LOF

La sala de prensa es ese territorio donde cada entrenador muestra su versión de lo ocurrido, con el pulsómetro aún a pleno rendimiento, y sin la pausa necesaria para analizar con calma lo ocurrido. Lo lógico es que los dos entrenadores cuenten dos películas muy diferentes. Mensajes dirigidos según sus intereses, aunque el juicio de puertas hacia dentro sea completamente diverso. En el Arcángel, tras la victoria del Córdoba, Oltra y Egea mostraron una lectura similar de lo ocurrido, aunque diferente en algunos detalles. Esos matices son los que pueden explicar perfectamente por qué el Oviedo no se fue con algo positivo del campo del líder.

Los dos entrenadores coincidieron en que el partido había tenido dos momentos muy diferentes. El primer punto de análisis es lo que ocurrido en los primeros 30 minutos. con un punto de partida: la superioridad del Córdoba. Pero diseccionando este hecho se encuentran dos posturas. Para Oltra, su equipo fue muy superior. Llegó a calificar el juego de "extraordinario". El observador neutro puede encontrar varias razones en común con la teoría del valenciano. El Córdoba fue intenso, directo cuando tenía espacios, con posesión cuando era necesario y, sobre todo con pólvora. Con gol, el don más demandado.

Fidel hizo el primero en una gran jugada individual. Unida, eso sí, a poca oposición de la defensa azul. El segundo llegó en una jugada elaborado de los andaluces. Nando aprovechó una situación adelantada para desmarcarse y batir a Esteban. El 2-0 reflejaba la superioridad del Córdoba, según Oltra. Para Egea, sin embargo, la ventaja se reducía a dos accidentes. "Fueron acciones aisladas", recalcó en la sala de prensa. Mal balance en el primer tanto y error arbitral en el segundo, aunque el argentino remarcó que no quería criticar al colegiado por lo difícil de su tarea.

Fue superada la media hora cuando comenzó otro partido. También esta parte de la historia nace de un punto común entre los dos titulares del banquillo: el Oviedo fue dominador con la pelota. Las consecuencias de esa propuesta es lo que vuelve a distanciarlos. Para Egea, su equipo estuvo bien sobre el césped. Fue, en su opinión, un ejercicio de personalidad, de autoridad en un terreno de juego casi inexpugnable. Hay que recordar que solo Alcorcón (ganó 1-3) y Huesca (1-1) se fueron con algo positivo.

Es incuestionable que el Oviedo mandó durante la segunda parte. Con la pelota en su poder no está claro, sin embargo, que ese dominio fuera tan efectivo como pretendían los azules. Tampoco los cambios introducidos (dos extremos como Aguirre y Hervías y un cerebro como Bedia) mejoraron la perspectiva. El partido se jugaba con el campo inclinado hacia Razak, pero sin apenas intervenciones del guardameta.

Oltra lo resumió en pocas palabras: "No hemos sufrido". Y los datos le dan la razón. El Oviedo disfrutó de un 59% de la posesión pero en todo el partido solo chutó cuatro veces entre los tres palos. El Córdoba se limitó a defender y lucir efectividad: solo tres chuts a puerta. En toda la segunda mitad, la única opción meridiana de los de Egea llegó en una jugada de estrategia: centro de Hervías desde la derecha y remate de Toché, en una posición poco ortodoxa, cerca del poste.

Al final todo se reduce a una cuestión de acierto. Así lo reconoce siempre Egea. "El fútbol son goles", suele repetir. Aunque el camino que lleva a esos goles sí debe ser analizado. Aunque la lectura del partido ofrezca interpretaciones muy personales.

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