Empecemos por el final. El Oviedo cerró el partido con Susaeta, Font, Bedia y Hervías como línea de medios. Cuatro tipos que podrían pasar por aseados medias puntas en cualquier equipo. Además, dos laterales con un imán en el córner contrario y dos arietes de los de merodear el área. El resultado, por supuesto, influía. Cualquier equipo que pierde 1-0 tiene tendencia a lanzarse contra el arco rival. Pero la propuesta del Oviedo demuestra que el equipo tiene fe y coraje. El debate futbolístico lo dejaremos para más adelante. Ese arrebato de valentía recompensó a los azules con un punto en Butarque, plaza de los que pocos sacan cosas positivas ante el correoso Leganés.

El punto mantiene al equipo tercero, un pasito más cerca del ascenso directo (perdió el Córdoba), ese objetivo que cada vez se empieza a mencionar con más naturalidad. Pero los números solo sirven como pista para interpretar la situación. La principal novedad del Oviedo de las últimas semanas, el que lleva 10 puntos de los últimos 12, es que ha demostrado que se siente cómodo cuando ataca y algo más inseguro cuando no tiene claro qué hacer. A los de Egea se les da mal improvisar.

Por ejemplo, el equipo dudó a los diez minutos, cuando la lesión de Borja Gómez hizo reestructurar el plan inicial. Egea decidió dar cabida a Font, un pivote de perfil inusual, y el Leganés se aprovechó para hacerse con el control. La primera parte, sin ser de dominio claro local, sí le costó más azules.

Además, el Lega es uno de esos equipos que en el dominio del contrario ve una oportunidad de montar una contra. Como si su plan de ataque empezara en la posesión del rival. A los 35 minutos lo comprobó el Oviedo. Robo en el centro del campo y ataque en tres pases, todos verticales, precisos y estudiados. Szymanowski la puso con calidad al único espacio libre del área, justo al lugar al que Omar Ramos llegó para anotar. El 1-0 supuso una lección acelerada del Leganés de Garitano.

El Oviedo contestó con valentía. Superó el golpe con sus mejores minutos en el partido. Con Erice acertado en el pase y Font como faro. A los 42, Koné filtró un balón desde la frontal y Toché regateó al fuera de juego para chutar de primeras, sin control previo pero con el mapa del área en su cabeza. A su cálculo le fallaron centímetros y la pelota se fue al poste.

La segunda mitad acentuó los papeles. Los locales se replegaron, confiando en las vías que se abrirían en el campo asturiano. El Oviedo creció con la pelota: Susaeta cedió en profundidad a Koné y su centro-chut se paseó por el área pequeña sin encontrar rebote alguno. Erice probó después con la derecha y Serantes agarró seguro.

El Oviedo tenía la pelota pero le faltaba algo de finura en los últimos metros. Decidió entonces Egea una sobredosis de talento: Hervías y Bedia al campo. Sin apenas jugadores de perfil defensivo, una preocupación secundaria cuando vas perdiendo.

Y con 1-0 en el marcador se llegó a la escena descrita al principio. El Oviedo, con todo el talento en el campo, intentaba acercarse al área rival a través de pequeños pases. El Lega se fue echando atrás, asustado por la propuesta azul. En una de sus habituales cabalgadas por la derecha, el lateral Johannesson (conocido como Diegui cuando era extremo) sacó sus virtudes ofensivas para ceder a Toché, éste centró e Insúa introdujo el balón en su meta: Premio a la valentía. En una tarde sin demasiada brillantez, la perseverancia también sirve para encontrar tesoros.