Nada pudo frenar la ilusión de los niños por pasar un rato con los jugadores del Oviedo. El frío y la lluvia de ayer por la tarde no fueron contratiempo suficiente como para evitar que medio centenar de chavales se acercasen hasta El Requexón con sus padres. Allí pudieron pisar el césped donde la plantilla azul prepara el partido que el domingo (12 horas) les enfrentará al Zaragoza en el Carlos Tartiere. Un encuentro al que están invitados los niños menores de 12 años que hayan recogido previamente un pase. Los que estuvieron ayer en El Requexón ya lo tienen.

El Requexón fue por un día una instalación deportiva y al mismo tiempo un espacio de recreo. Y es que muchos de los chavales se desplazaron con sus juguetes recién estrenados. Se vio alguna carrera con coches teledirigidos, aunque los balones de fútbol acabaron siendo los grandes protagonistas. Eso sí, el vestuario era todo marca Real Oviedo.

A Egea se le notó feliz de estar rodeado del futuro azul. A las buenas formas que siempre acompañan al entrenador del Oviedo ayer les sumó un toque de ternura que seguro le hizo más estimulante la experiencia a los más pequeños. A ellos les contó el argentino que el regalo de Reyes que más recuerda de los que recibió fue un balón de fútbol. También le tocó al argentino intentar mitigar el llanto de Óliver Jiménez, un niño de un año y medio que enseguida echó en falta la presencia de su madre y de su padre cuando se preparaba la foto de la plantilla con los niños que estaban reunidos en El Requexón.

El encargado de animar el cotarro fue el capitán, Diego Cervero. El ovetense, uno de los más populares y cuyo autógrafo estuvo entre los más demandados, no dudó un instante en lanzarse a cantar villancicos mientras los fotógrafos inmortalizaban el momento. "Campana sobre campana" y "Los peces en el río" fueron las piezas escogidas por el delantero. Lo más sorprendente de todo fue que los chavales no dudaron en acompañarle.