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Una bronca para el mejor

Lombardía estuvo a punto de ser agredido por la afición del Elche tras despachar con el Oviedo el partido más completo de su carrera deportiva

Lombardía abandona el terreno de juego de Altabix escoltado por la Policía y acompañado por el delegado del Oviedo en aquel partido, Francisco Izquierdo Valdés.

Lombardía abandonó el césped después de despachar el mejor partido de su carrera escoltado por una pareja de policías. Pero los agentes no protegían al guardameta asturiano del Oviedo del cariño de la afición de Altabix, sino de los intentos de agresión por haber impedido el ascenso del Elche a Primera División. Para el portero nacido en Tudela Veguín y criado en Oviedo era la culminación a una gran temporada, en la que había resultado decisivo para devolver al equipo azul a Primera División. Aquel jueves de junio de 1972, Lombardía lo aguantó todo, el bombardeo de los delanteros del Elche, los insultos de la afición y el acoso del delegado ilicitano, que durante el segundo tiempo le intentó convencer de que el resultado estaba amañado.

Alfredo Álvarez Lombardía (Tudela Veguín, 17-5-42) tuvo que esperar doce años para ser portero de Primera División. Y en medio de ese proceso tuvo algún momento de debilidad en el que amagó con tirar la toalla. Porque en 1966, después de cinco temporadas, el Sporting le dio la baja. "Tenía decidido abandonar, pero me vino a buscar un amigo que estaba en el Caudal y acepté. Hice una buena temporada en Tercera y me llegó una oferta de la Gimnástica de Torrelavega, que estaba en Segunda".

Lombardía aceptó animado por la posibilidad de reengancharse a la élite. Y acertó porque, aunque no pudo evitar el descenso de la Gimnástica, al final de esa temporada le llegó la llamada del Oviedo. Su pasado como sportinguista no fue ningún obstáculo y en el Tartiere encontró la continuidad que le había faltado en Gijón. Sólo la llegada como cedidos de Mora (Barcelona) y García Remón (Real Madrid) le envió al banquillo. Hasta que en la temporada 1971-72 recuperó la condición de primer portero, en un proyecto que nacía con perspectivas modestas.

"Se hizo una plantilla para no descender", destaca Lombardía, el portero de un equipo lleno de asturianos y jugadores de la cantera, con Eduardo Toba de entrenador. "Hicimos bien las cosas, empezaron a llegar los resultados y tuvimos un poco de suerte", admite Lombardía, que despachó tan buena temporada que fue el portero menos batido, con 19 goles en 38 jornadas. Era el cierre de un equipo que contó con Enrique Galán como estilete, con 23 goles en 36 partidos.

Una vez amarrado el ascenso, el Oviedo viajó a Elche con el objetivo de proclamarse campeón y de confirmar el "Tofeo Zamora" para Lombardía. Enfrente un equipo que necesitaba los dos puntos para ascender y un portero, Mora, con dos goles más que el ovetense. Para Lombardía era la oportunidad de tomarse la revancha del compañero que le había mandado al banquillo en Oviedo, aunque admite con deportividad que "fue justo porque Mora era mejor que yo".

Pero aquel 1 de junio de 1972 Lombardía brilló más que el sol alicantino, que calentó un partido que se había empezado a jugar mucho antes. El Oviedo estaba en medio de intereses encontrados de los tres equipos que optaban a las otras dos plazas de ascenso: Elche, Zaragoza y Castellón afrontaron la última jornada con 48 puntos. En teoría, ninguno de sus rivales (Oviedo, Cádiz y Mallorca, respectivamente) se jugaban nada. Así que durante la semana llegó el turno de los despachos.

Con la perspectiva del tiempo, casi 44 años después, Lombardía reconoce que tuvo ofrecimientos de todo tipo: desde la prima del Zaragoza si el Oviedo al menos arañaba el empate en Altabix, hasta la oferta del Elche para que no se aplicase mucho en su trabajo. Con los veteranos manejando la situación, el Oviedo llegó a Elche dispuesto a aguantar todo tipo de presiones. "Compartía habitación con Tensi, el capitán, que era una persona muy seria y capacitada. Nos dijo que saliésemos a ganar el partido como buenos profesionales".

Y eso fue lo que hicieron. Ya a la llegada al campo la expedición azul pudo comprobar que los ánimos estaban muy caldeados y con la afición ilicitana convencida de que su equipo estaría en Primera en pocas horas. Como era previsible, el Elche salió en tromba y pronto convirtió a Lombardía en el gran protagonista. "Hice el mejor partido de mi vida", insiste el guardameta, que tiene muy frescas las imágenes de Altabix: "El Elche tenía un equipazo y mereció ganar, pero lo paré todo y también tuve algo de suerte porque ellos tiraron dos o tres veces a los palos".

Con el Zaragoza y el Castellón cumpliendo con su parte, en el segundo tiempo el Elche activó el plan B. El delegado ilicitano, Joaquín Vidal, se acercó al banquillo del Oviedo y después, ni corto ni perezoso, corrió hacia la portería de Lombardía, que recuerda así la escena: "Ese señor se apoyó en el poste y empezó a decirme que estaba todo arreglado. Entonces miré hacia nuestro banquillo y vi al utillero, Celestino Rubiera, negando con la mano. Así que le dije que se marchara, que no me iba a dejar".

Lombardía no se dejó y al final del partido alcanzó los vestuarios con ayuda de dos números de la Policía Nacional y del delegado del Oviedo. Hubo protección para el autobús y la expedición no respiró hasta Castellón, donde hubo una parada para celebrarlo. Después, durante dos temporadas, Lombardía por fin se sintió futbolista de Primera, que disfrutó antes de acabar su carrera en el Ensidesa.

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